miércoles, 31 de agosto de 2022

Poemas del Nublo

  

 

Foto de Alfredo Ramírez

EN DERREDOR DEL ROQUE

 

Mirador privilegiado

de las cumbres de la isla,

atalaya del milano

desde donde se divisa

un paisaje en derredor

de tan ásperas pendientes

que obnubila la visión

y de vértigo estremece

al abrirse ante los ojos

las calderas del infierno

donde bregan por despojos

blancos guirres carroñeros.

 

I

Al norte se precipita

el abismo de Tejeda

con galgales que se apiñan

a los pies de las laderas:

desgarradas cicatrices

de los aludes de piedra

que desbordan los letimes

arrasando la floresta.

Tan solo la salvia blanca

y los malvas alhelíes

se atreven a dar la cara

en tan agreste declive.

Enfrente se ve una cruz,

puerta del desfiladero

que se extiende en longitud

de Cuasquía al Risco Feo.

Y en el fondo de la fosa,

una vieja casa blanca

junto a un olivo atesora

los recuerdos de mi infancia.

 

II

Bulle una hirviente caldera

en la parte occidental,

que Unamuno describiera

como pétrea tempestad:

soberbio cataclismo

en las bocas del Averno

donde surge un obelisco

que fuera lengua de fuego.

Es el Bentayga que grita

desde su abrupta atalaya

por la identidad perdida

de la altiva Gran Canaria.

Más allá quedan las cuevas

albeadas de Artenara

con su verde diadema

del Pinar de Tamadaba.

Y brotando de las nubes

con sus mágicos perfiles

la blancura de las cumbres

de la umbrosa Tenerife.

 

III

Hacia el sur el Nublo tiene

las espaldas bien guardadas:

inexpugnables paredes

que circundan Ayacata.

Son los tajos de un gigante

los barrancos que la asaltan,

mas detienen sus embates

ante el Nublo y sus murallas.

Y las crestas a lo lejos

de la Sierra de la Inagua

apabullan al viajero

con sus muelas afiladas.

Solo alegran la mirada

el espejo de «Las Niñas»

que jugando con el agua

nos alivia la fatiga;

y, en el Paso de la Plata,

el lago verde de Chira,

que a la bella garza blanca

con sus brillos encandila.

 

IV

Al oriente se abre un paso

en la misma degollada

que nos lleva hasta los Llanos

de la Pez y de Pargana:

antaño un frío páramo

de amarillos retamares,

hoy, paraje repoblado

de magníficos pinares

que no sufren ya en su entorno

el ataque de las sierras

ni el de los humeantes hornos

donde se cuece la brea.

Y coronando el circuito,

se levantan imponentes

los dos mil metros del Pico

de los Pozos de la Nieve,

blancos pechos de la isla,

apuntados hacia el cielo,

que provocan las delicias

del viejo y lascivo Invierno.

 

 

SONETOS DEL NUBLO

 

I.

En la oscura cabecera del barranco

donde el último milano anidaba,

iniciamos, en poética escalada,

el ascenso al nublado roque áureo.

Corrimientos de brumas y peñascos,

pitones y escabrosas degolladas,

tajos de muerte, gargantas cortadas,

parajes de un lugar martirizado

que nos hunde en hermosa depresión

a los pies de un majestuoso ídolo

alzado en un soberbio pedestal

con resuelta mirada al septentrión.

Roque sagrado, lírico motivo

de un poema que destila identidad.

 

 

II.

Cohete volador dispuesto al despegue

desde tu amplia base acropolitana,

anúncianos pronto en fúlgida traca

tu llamamiento a la causa rebelde.

Ansiamos la aurora resplandeciente

en que, prendida la mecha en tu rampa,

vueles muy alto sobre las montañas

en medio de risas y parabienes.

Tu estela de oro, surcando celajes,

estallará en luminosa guirnalda

de flores nacidas en tus riscales:

centellas del sol en los retamares,

destellos de la luna en las magarzas,

bajo el glauco fulgor de los pinares.

 

 

EL NUBLO EN LA NOCHE

 

Nocturna visión del Roque:

lechuza, desde su rama,

que oye croar a una rana.

¡Tétrica escena de caza!

Dibujo en el horizonte

que la luz lunar resalta

escondida tras las faldas

de la hechicera Ayacata.

 

Mágicas evocaciones

de una silueta que cambia,

que adquiere formas extrañas

conforme la luna avanza

en trayectoria de insomnes

hasta atrapar con su aura,

bella moneda de plata,

regia efigie en lontananza.

 

Oh, Roque Nublo en la noche,

mítica piedra sagrada,

por la luna capturada

en vernácula medalla

de votivas inscripciones:

pintadera plateada

con petroglifos de nácar,

¡símbolo azul de mi patria!

 

 

EL NUBLO AL ALBA

 

De cada día que nace

en la escondida Culata,

barranco que en lengua guanche

se llamó de Chinamagra,

eres la primera imagen

que los rayos de sol captan.

En las negruras del valle

la noche aún duerme callada

cuando las olas radiantes

irrumpen en la hondonada

bañando de oro una imagen

tornasolando tu cara.

Espectáculo admirable,

fúlgida escena de magia

que sorprende al caminante

que madruga en sus andanzas

para su honor ofrendarte

a la prima luz del alba.

 

Solo admitirás que bajen

los rayos por la solana

cuando al pie de los riscales,

en cuevas y casas blancas,

los postigos, rechinantes,

uno tras otro, se abran.

Los pastores y labrantes

luego empiezan su jornada

no sin que, en el previo instante,

te dirijan la mirada

para honrar al astro padre

del que anuncias la llegada.

¡Áureo espejo deslumbrante

que destellas luz sagrada,

alta torre de homenaje

que concitas las plegarias

y los cantos ancestrales

de la tradición canaria!



ECOS ANCESTRALES


Ayer oí en el Bentayga sitiado

de un guadarteme palabras de ofensa:

«Si quieren a sus vidas dar amparo,

rindan sin condición la fortaleza».

 

Hoy aquí, en los riscos del Faneque

percibo los ecos de indignación:

«Tenesor Semidán, ¡fore tronqueve!,

perdiste tu nombre, también tu honor».

 

Ayer oí en los altos del Ajódar,

sonoros ajijides de alegría,

cuando del Reino de Castilla las tropas

hacia Gáldar, vencidas, se retiran.

 

Hoy aquí, al pie del Roque Nublo

presiento que la aurora ya se acerca,

que regresa Doramas a este mundo

tras centurias de oprobio y de miseria.

 

Ayer oí en las cumbres de Fataga

mil gritos de profundo desconsuelo

cuando se entrega el Faysage de Gáldar,

y, con él, la esperanza de su pueblo.

 

Hoy aquí, desde la cima del Amurga

arengo, ¡haí tu catana!, a nuestra gente

a mantener con nobleza la lucha

aunque sea más fuerte el oponente.

 

Ayer oí en las crestas del Ansite

con angustia, ¡Atis Tirma!, la caída.

Bentejuí yace al fondo del letime;

las brumas se apoderan de la Isla.

 

Empero, hoy aquí, desde el Roque Aguayro

advierto que en arrifales y llanos,

entre verdes cardones y tasaigos,

rebrotan con más fuerza los alzados.

domingo, 28 de agosto de 2022

El linaje indígena de Miguel Jiménez

EL LINAJE PATERNO INDÍGENA DE MIGUEL JIMÉNEZ ARTILES, VECINO DE TEMISAS


 

Temisas


 

I

¿JUAN JIMÉNEZ?

Indígena canario

      (Ver adenda)

 

 

II

SALVADOR JIMÉNEZ


 

ANA HERNÁNDEZ

(h d Fernán de Canaria y Catalina Hernández)

III

BALTASAR JIMÉNEZ

N Temisas

 

CATALINA GARCÍA

(h d Juan García y Catalina Díaz)

 

IV

JUAN GARCÍA JIMÉNEZ

N Temisas

1601

Agüimes

JULIANA DÍAZ GARCÍA

(h d Juan García y Catalina Díaz)

Juliana es tía de su marido

V

SALVADOR JIMÉNEZ

N 1602 Agüimes

1628

Las Palmas

SEBASTIANA MARTÍN

(N 1612 h d Simón Martín y María Henríquez) 

VI

ANTONIO CALIXTO JNEZ

N 1658 Agüimes

1691 Agüimes

FRANCISCA CÁRDENES TRAVIESO

(h d Alonso Cárdenes y María Travieso, vs de Teror)

VII

ANTONIO JIMÉNEZ 

N 1695 Agüimes

1747

Agüimes

MARÍA CABALLERO

(N 1716 h d Salvador Artiles y Mª Gutiérrez Caballero)

VIII

BARTOLOMÉ JIMÉNEZ

1782

Agüimes

Mª DEL JESÚS ESPINO

(h d Luis Hidalgo Espino y Josefa Pérez)

IX

VICENTE JIMÉNEZ ESPINO

1821

Agüimes

SEBASTIANA PÉREZ

(h d José Pérez Monzón y Juana Espino de Alvarado Hidalgo)

X

BARTOLOMÉ JIMÉNEZ PZ

N 1829 Temisas

1864

Agüimes

ISABEL PÉREZ CAMPOS

(h d Miguel Pérez y Josefa de Campos)

XI

MIGUEL A. JIMÉNEZ PÉREZ

N 1868 Temisas

1898 

Agüimes

AURORA ALEMÁN FUENTES

(h d Francisco Alemán Morales y Ana Fuentes Alemán)

XII

BARTOLOMÉ JNEZ ALEMÁN

N 1908

1945

Santa Lucía

 

ANA ARTILES SÁNCHEZ

(h d Miguel Artiles Arbelo y María Sánchez Alemán)

XIII

MIGUEL JIMÉNEZ ARTILES

 

 

 

 

 



Con la ayuda de la obra “Pobladores de Agüimes en los primeros cien años del Señorío” de Rafael Rodríguez de Castro y Luis García Correa para los peldaños superiores, los que se corresponden con el siglo XVI, y de los libros sacramentales de la iglesia de San Sebastián de Agüimes para el resto de los peldaños de la escala genealógica adjunta, hemos podido desarrollar una línea de descendencia paterna indígena que se inicia con Salvador Jiménez y su esposa Ana Hernández, repobladores de Temisas en el primer tercio del siglo XVI, y que concluye en la base, a fecha de hoy, con nuestro estimado amigo y honorable compañero del grupo Roque Aguayro, Miguel Jiménez Artiles, natural y vecino de Temisas.

En relación con dicha pareja inicial, estimamos inicialmente que Salvador podía ser pariente del indígena, aunque con nombre y apellido castellanos por imposición bautismal, Juan Jiménez, conquistador de Tenerife, retornado a su isla de origen a comienzos del siglo XVI. De su mujer, Ana Hernández, tenemos la certeza de que se trata de una hija del hidalgo Fernán de Canaria y de su esposa Catalina Hernández, noble nativo igualmente retornado a Gran Canaria después de haber obtenido repartimientos en Tenerife, tal y como hemos estudiado en nuestro libro “El retorno del hidalgo y otras pesquisas genealógicas” publicado recientemente por Canarias eBook.

Miguel Jiménez nos ha otorgado su autorización para publicar en nuestro blog este cuadro y para ejemplificar con su linaje paterno la evolución de la población de Temisas desde el 1500 hasta nuestros días en el marco de un proyecto de historia de dicha localidad. Como puede comprobarse en la escala, la selección de su genealogía  ha resultado ser idónea para el estudio longitudinal citado, no solo por la relevancia política, social y cultural de Miguel Jiménez como vecino de Temisas, sino asimismo por el hecho excepcional de que sus ancestros no se hayan movido del Señorío de Agüimes durante cinco siglos. Todos sus ascendientes son ciertamente vecinos del pueblo de Temisas que se acercan  a la villa, hasta la iglesia de San Sebastián, con ocasión de sus casamientos, para bautizar a sus hijos o para despedir a sus seres queridos.

Los dos únicos matrimonios de toda la serie descrita en el cuadro que no se celebraron en la iglesia de Agüimes son: en primer lugar el de su ancestro en el peldaño V Salvador Jimenez quien en 1628 contrae matrimonio en El Sagrario de Las Palmas, previa licencia del provisor, con Sebastiana Martín, natural también de Agüimes, por una probable dispensa por parentesco; y en segundo lugar, el matrimonio de los padres de Miguel que se celebra en la iglesia de Santa Lucía por tratarse del casamiento en segundas nupcias de su padre con su madre, una mujer que, aunque nacida en Temisas, era hija de un santaluceño.

Le hemos solicitado a Miguel Jiménez que encargue un estudio de ADN para conocer su linaje paterno de modo que pueda validarse científicamente el trabajo de prospección genealógica que hemos realizado. De confirmarse por esta vía su ascendencia paterna norteafricana, podremos asegurar que los Jiménez de Temisas portan genes propios de los varones de la antigua población de la isla y esto, de comprobarse,  sería algo excepcional pues sabemos que, tras la debacle que supuso la conquista, los hombres fueron en su mayor parte desterrados, quedando las mujeres en la tierra, de ahí la disimetría sexual que, en cuanto a pervivencia indígena, se comprueba en la población canaria actual tal y como señalan todos los estudios genéticos realizados.

Sorprende en todo caso que los 500 años de recorrido genealógico que van desde el primer Salvador Jiménez a Miguel Jiménez, nuestro apreciado amigo, se resuelvan en tan solo trece generaciones, lo que podría  explicarse por el hecho de que se trata de un linaje exclusivamente masculino y asimismo por el hecho de que se trata de personas longevas que tienen hijos siendo mayores. Es el caso por poner un ejemplo del Salvador Jiménez, el del peldaño V de la escala, que tiene a su hijo Antonio Calixto Jiménez, el último de su prole, a los 58 años de edad, cuando su mujer ya había cumplido los 45.




Miguel y su pueblo natal

ADENDA A 1 DE MARZO DE 2023

Habiendo recibido el informe genético de 23andme realizado a Miguel Jiménez informamos de que su linaje paterno es J-M172, anteriormente llamado J2, un linaje que no resulta compatible con nuestra hipótesis de que procediera de un indígena canario. A la vista de este dato recapitulamos que Salvador Jiménez, el primero de la serie masculina, parece ser un colono procedente de Castilla o Portugal. Dada importancia de este linaje J-M172 en la población judeo-sefardita planteamos ahora que se trata de un colono que puede ser castellano, si acompaña en las tareas de repoblación a la familia del honorable Pedro Castellanos, converso, que fue el propietario por repartimiento de todo el valle de Temisas en torno al 1500; o bien puede ser un judeoconverso portugués si es de los llamados "portugueses" en las primeras roturaciones del valle.
Rafael Rodriguez de Castro y Luis García Correa en su libro "Pobladores del Señorío de Agüimes" (p 34) atestiguan en 1570 la venta de unas tierras por parte de Mayor Castellanos, viuda del Nizardo Pedro Antón Peloz e hija de don Pedro Castellanos, a Francisco Jiménez, hijo de Salvador Jiménez y Ana Hernández. En la descripción de dichas tierras que se traspasan se habla entre otras parcelas de lo que "desmontaron los portugueses". 
Con todo esto, podemos hablar de mestizaje primigenio entre Salvador Jiménez, un repoblador ibérico, probablemente judeoconverso, y Ana Hernández, hija del noble indígena  Fernán de Canaria y de de su esposa Catalina Hernández.



lunes, 22 de agosto de 2022

Zayfía y Tenoya

Fragmento de “CONQUISTA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA” (1687) Edición crítica de Antonio López Alonso, Le Canarien Ediciones, 2021 Páginas 284 a 286. Capítulo IX: “Revélanse los canarios y dase fin a la conquista”
En el centro de la imagen la fortaleza grande de Ansite


"...estuvimos en Gitagana y pasando de allí llegó el exército a dar vista a Ancit onde estaba el de Telde i la hija de Guanache rey de Galdar y todos los nobles i faizages de la isla, aquí bien vio Pedro de Vera que havía de costar triunfo la victoria, puso citio, reconoció las entradas de el peñón, hizo tres esquadras de a tresçientos hombres, halláronse dos fáciles suvideros, quizo executar el castigo prometido y díjole don Fernando con mucho dolor de ver el desastrado fin que le aguardaba que le diesse licencia de ir a hablar primero a su sobrina y primos; luego se le concedió i al verle los canarios alzaron el grito y vozería todos, que se oía media legua, lloraron con él i comenzó a reducirlos que estaban promptos a ovedecerle; mas no pudo vençer a el hijo del de Telde llamado Tazartico; viendo que su prima Teno(y)a i mujer se inclinaba a lo que todos los demás, él se abrazó con un viejo faizag que se juzga era el tuerto de Tara, hermano de la reina de Gáldar Zaifia, mujer de Guadarteme el Bueno; y diciendo Tazartico Atis Tirma Atis Tirma se llevó consigo el risco avajo a el viejo que avajo casi no se halló pedazo de ellos es de indecible altura, aquí dio fin la conquista". 

HALLAZGO DE DOS ANTROPÓNIMOS FEMENINOS DE EXTRAORDINARIO VALOR 

En el fragmento que hemos copiado literalmente aparecen los nombres de pila de dos mujeres de la realeza indígena que habían permanecido olvidados hasta hoy y que han dejado de ser un enigma gracias a la reciente publicación del corpus manuscrito antiguo (de 1687) de Marín de Cubas de su obra “Conquista de las siete Islas de Canaria”. 
En primer lugar, el texto primigenio nos aporta de forma clara e incuestionable el nombre de la esposa real de Guanache Semidán, el Guadarteme Bueno, quien fuera la madre de Arminda: su nombre es ZAYFIA y no Atendiura como pensábamos erróneamente. En segundo lugar, se nos da el nombre de pila de la prima y mujer de Bentejuí, apodado Tasartico. Su nombre es TENOYA O GENOJA según dos lecturas distintas realizadas por personas que transcribieron el corpus original, hoy desaparecido. 
Hemos venido defendiendo desde hace años, con escaso éxito, que es con su hija y no con su sobrina con quien sube a hablar don Fernando Guadarteme a la fortaleza grande de Ansite y de ese modo lo hemos narrado en nuestra novela “Abenchara”. Este hallazgo, puesto que habla de su mujer y prima (y no de una niña de 13 años) permite confirmar que Tenoya o Genoja es la hija de don Fernando Guadarteme, la que casó a la usanza indígena con Bentejuí y por eso fue llamada Guayarmina (reina). Y es la misma persona que después de la capitulación, una vez bautizada, recibe el nombre de Margarita Hernández Guadarteme, casando posteriormente con Miguel de Trejo y Carvajal. 
Como prueba de que Marín de Cubas cambia y perturba la crónica original que está plagiando debemos observar que Marín añade una nota al margen en la versión de 1687 indicando que se trata de Arminda y no de Tenoya o Genoja. En la edición de 1694, desdiciéndose, coloca directamente el nombre de Arminda en el cuerpo del texto. Arminda era todavía una niña y no pudo ser de ningún modo la voz de los rebeldes que en Ansite estuvo representada por el guadarteme rebelde Bentejuí y su esposa, la guayarmina Tenoya.