Con afecto fraternal a Alberto Lacave
FRAGMENTO DEL PRÓLOGO DEL ESCRIBIDOR FANEQUE HERNÁNDEZ
EN SU OBRA POÉTICA "CANTOS DE MESTIZAJE" PUBLICADA EN 2011
Este proyecto poético está dedicado a una amistad desde la cuna, la que une al ilustrador del libro, Alberto Lacave, con el autor de los versos, Faneque Hernández, primos hermanos por más señas. Todo empezó en los años cincuenta en las arenas de Las Alcaravaneras, el barrio donde nacimos; prosiguió en los sesenta en La Culata, un caserío de Tejeda, a la sombra del Nublo donde pasábamos nuestras vacaciones y culminó en los setenta del siglo pasado en el Campus Universitario de La Laguna. Entre esos tres lugares se cultivó una camaradería entre ambos que no han podido quebrar las distancias posteriores, ni en el tiempo ni en el espacio. Así que, en tono de humor, puedo decir que lo único que se ha quebrado entre nosotros es el pie del verso de las coplas con las que ensalzo dicha amistad y doy fe del pacto de honor de Arinaga por el que ambos adquirimos el compromiso de sacar adelante esta obra en común:
HERMANDAD
El loco de la Hoya del Gato
y el monstruo de Los Galgales,
de consuno,
atacan de nuevo ufanos
por aquestos andurriales
bajo el Nublo.
El que descuella en Pintura
y el que hace letras varias,
a su estilo,
emprenden una aventura
pictórico-literaria,
sin padrinos.
Inspirando sus afanes
en la buscada ruptura
del esquema
que supone el mestizaje
de Poesía y Pintura
por sistema,
se dedica el poetastro
a escribir las desventuras
de un pincel
y a pintar el tiznacuadros
los desvelos de la pluma
y el papel.
El ogro es hijo de Pura,
el ido lo es de María,
dos hermanas
del linaje que se funda,
uniendo Gáldar con Guía,
cuando casan
a Sinforiana Domínguez
con Don Francisco Bautista,
en Santiago,
prolongando así una estirpe
de escritores y de artistas
visionarios
que cumpliendo con su acuerdo
de publicar en el año
dos mil once
sus locuras en concierto
con poemas y retratos
de los dones
y pesares de esta tierra,
revalidan una alianza
que mantienen
desde el día en que nacieran
en la misma casa y cama
y hasta siempre.
Como un ejemplo de muchos de ese compromiso artístico adquirido y cumplido adjuntamos un cuadro de Alberto que representa al Garoé, el árbol santo de El Hierro, y un soneto paralelo de Faneque donde refleja sus tristes sensaciones al pararse por primera vez ante esta obra.
EL OCASO DEL GAROÉ
Rugosas raíces, desnudas, al aire,
bajo el tronco sentido de un árbol
cuya copa es sin embargo un canto,
aún estridente, de verde follaje.
La noche rodea al árbol que yace
en la vaguada de los desengaños
dejando las ramas en desamparo
sin otra cercana a quien abrazarse.
Si la noche no levanta la veda,
si te secan la charca a tus pies,
¿qué va a ser de tu verde cabellera?
¿Qué va a ser de ti si caes a tierra?
¡Se harán astillas de ti, Garoé,
pues no hay árbol donde no hay arboleda!