ELEGÍAS MATRIARCALES
ELEGÍAS A LA MUERTE DE MI MADRE, PURA BAUTISTA
( Las Palmas1927- Maspalomas 2008)
DÍA ACIAGO
Un arrorró, mientras coses
y remas mi canastilla,
me cantabas cada noche.
Duerme tú ahora tranquila,
que soy yo el que te canto
mi más sentida elegía:
¡Que se escuche bien mi llanto,
que sepan cuánto te quise,
que estoy tan desconsolado
que nadie podrá impedirme
que exprese mis sentimientos
en momento tan terrible
de dolor y sufrimiento
por la madre que se ha ido
en el día de los muertos!
EPITAFIO
Descansa serena, Pura,
la arena de Maspalomas
es cálida sepultura.
Siente el rumor de las olas
que se acercan y te arrullan:
es el amor que convocas,
cubriendo con blanca espuma
la línea azul de la costa.
Y si es fragor lo que escuchas,
el mar batiendo en las rocas,
no creas que es la amargura
de los tuyos que te lloran,
sino fraterna conjura
de tus hijos que te invocan
para decirte en la tumba:
“Fue tu mano laboriosa
la que hilvanó las hechuras
de siete bellas personas
que te deben su fortuna”
ELEGÍA A SARO BAUTISTA, MI QUERIDA TÍA
(Las Palmas 1940-Las Palmas 2018)
De gris los cielos se empañan,
la tierra tiembla incesante,
se encrespa el mar de la magua.
Por la dureza del trance,
se hunde el sol tras de Nivaria
y arde la luna menguante.
Partió en la última nave
nuestra princesa canaria,
Saro Bautista González.
Mas no lloramos su marcha.
Cumplidas sus voluntades,
por los suyos rodeada,
se fue feliz como nadie;
dando amor con la mirada,
con la sonrisa de un ángel.
Antes, alzando sus alas,
arropa a sus familiares
y como vieja matriarca
nos da su adiós sin pesares
con muy serenas palabras
que dejan huella imborrable.
Si alguien sufre su añoranza
no tiene más que acercarse
a la orilla de una playa
y en los blancos arenales
al punto percibe el aura
de su belleza y bondades.
¡Se fue la Venus de Tara,
la adorada diosa madre!
¡Adiós, Princesa de Gáldar!
ELEGÍA A MARÍA TARAJANO, LA ABUELA DE AGÜIMES DE MIS HIJOS
(Agüimes1932-Agüimes 2021)
El sur se queda sin norte,
se inclina el este al oeste.
Todo lo trueca la noche
cuando se lleva a quien quieres.
Afligidos por la muerte
de María Tarajano
surge la luna en creciente
y huye el sol hacia el ocaso.
Balan contritos los baifos,
mugen de duelo las vacas,
se queda mustio el sembrado,
cruje el olivo y la parra.
Es del dolor y la rabia
de saber que a su señora,
por quien doblan la campanas,
le llegó la triste hora.
Y María, allá en la gloria,
a todas las almas en pena,
contará muy orgullosa
el amor que recibiera
de Isa, Tino, Esther y Noelia,
de Antonio, Pipo y Domingo,
y de sus yernos y nueras,
y de sus nietos y amigos.
Todos juntos, ante el nicho,
dándole la despedida,
a la dama que se ha ido
con angélica sonrisa.
Adiós, querida María,
matriarca de regia estirpe,
adorada Guayarmina,
bendita Venus de Agüimes.