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viernes, 4 de noviembre de 2022

Loor a Maximiano Trapero y a su obra magna

LOOR A MAXIMIANO TRAPERO Y A SU OBRA MAGNA

Faneque Hernández Bautista


 

Acudí hace unos pocos años en 2018 a la presentación en la casa de Colón de Las Palmas de la obra “Diccionario de toponimia de Canarias: los guanchismos” escrita en tres tomos por el catedrático de Filología Española don Maximiano Trapero con la inestimable colaboración de Eladio Santana Martel. Esa noche, de vuelta a casa, casi no dormí absorto como estuve en la lectura atenta, al azar, de tanto estudio riguroso en torno a los términos de la lengua de los antiguos canarios que son o fueron nombres propios de lugares, la mayoría de los cuales siguen vivos en el español de Canarias. 

Esta obra monumental recibió el Premio “Real Academia Española 2019 de investigación filológica” en todo el ámbito de la Hispanidad y recientemente en 2021 la ULPGC la ha incorporado íntegramente a un portal web llamado Los Guanchismos. Diccionario de toponimia de Canarias donde queda al alcance de todos los interesados en conocer un patrimonio cultural único, que es, en palabras del propio autor: “el más grande testimonio vivo de lo que queda de la lengua guanche, entendida por guanche la lengua hablada por los habitantes aborígenes de todas las Islas Canarias.

Coincidimos con Trapero en que el guanche es la lengua común hablada con variantes en todo el archipiélago como se manifiesta en el hecho de que muchos topónimos se repiten en el corpus toponímico de diferentes islas. Tuvo que darse un sustrato común a todas ellas, coincidente con la lengua que hablaban los primeros pobladores que arribaron a las islas, en una oleada de poblamiento procedente del Mediterráneo norafricano. Con solo estudiar la toponimia, además de la aportación esencial que hacen la genética y la arqueología, tenemos pruebas suficientes para establecer que el primer poblamiento deja huella en las siete islas. 

A lo largo de las 2500 páginas que tiene esta obra, Trapero ha analizado hasta 4537 topónimos guanches entre los que se sitúan algunos cuyo significado posible deseamos revisar como “Ansite” y “Guayedra”. En nuestra diletante opinión Ansite o Ansitio es el topónimo que se corresponde en algunas lenguas norteafricanas primitivas (de donde provienen las lenguas íberas y beréberes) con la denominación genérica de un poblado de casas y cuevas en las laderas de un peñón o fortaleza natural. Por su parte, en Guayedra o Guadeyedra nosotros leemos “Valle Verde” o ¨Río Verde”. La justificación de estos asertos la encontrarán los lectores en los capítulos de esta sección titulados respectivamente “La fortaleza de Ansite” y “Guayedra, el legado de Guayedra”.

 

Durante los años de elaboración de su obra tuve la oportunidad de mantener con Maximiano Trapero numerosos contactos telefónicos y por correo electrónico a través de los cuales le daba a conocer mis interpretaciones del posible significado de algunos topónimos guanches a la luz de mi formación como profesor de geografía.

Maximiano recogió buena parte de mis humildes aportaciones, integrándola en su obra o bien en el cuerpo del texto o bien en notas a pie de página. Concretamente son 18 las entradas en que aparece mi nombre y apellido antecedidos con el cariñoso tratamiento, que agradecemos, de “nuestro amigo”.

Estas son por orden alfabético las citadas dieciocho entradas en las que Trapero ha tenido a bien tener en cuenta mi humilde opinión, lo que dice muchísimo de su honorabilidad y de su grandeza como investigador: Agüimes, Amagro, Araguacad, Arbenuganias, Areachu, Areagraja, Areacacasumaga, Arteara, Artenara, Atagad, Ateribiti,  Faneque, Güigüí, Mogán, Nublo, Tasartico, Tirajana y Utiaca.

La mayoría de estas aportaciones, algunas de ellas aceptables para él como especialista, otras tan solo citadas como posibles, y otras francamente cuestionadas, están recogidas en dos capítulos de esta sección del libro  titulados “Toponimia guanche y topografía” y “En derredor de Gran Canaria”. Son trabajos de hace algunos años que tuvieron eco en determinadas publicaciones digitales y que ahora deseamos ver editados.

De todas esas aportaciones deseamos recapitular sobre los topónimos guanches que se relacionan de forma directa e incuestionablemente con los puntos cardinales. No puede ser fruto de la casualidad que lugares situados en la misma orientación geográfica reciban en diferentes islas una similar o idéntica denominación. Pondremos para cada punto cardinal solo dos ejemplos de los varios que pueden considerarse. 

Güime, se corresponde con el punto cardinal “este” en referencia a lugares situados a 90 grados de la respectiva isla como es el caso de Güímar en Tenerife y Agüimes en Gran Canaria: Juí identifica el punto cardinal “oeste” en relación con lugares situados a 270 grados de la respectiva isla, como Güigüí en Gran Canaria y Tejuí en Fuerteventura. Fur se corresponde con el punto cardinal “norte” en referencia a lugares situados a 360 grados del centro de la respectiva isla, como Afurgad en Gran Canaria y Afur en Tenerife. Y por último, Oma u Ona equivale al punto cardinal “sur” en relación con lugares situados a 180 grados de la respectiva isla como es el caso de Maspaloma en Gran Canaria y el de Arona o Abona en Tenerife.

Asimismo, con estas líneas introductorias queremos recapitular sobre el origen del término guanche, al que Trapero ha dedicado varios trabajos. Mi participación en ese debate se hace a la luz de la reciente publicación de “Conquista de las siete yslas de Canaria (1687)” en la edición crítica de Antonio M. López Alonso. En la página 258 de dicha publicación (capítulo V) se dice lo siguiente al respecto de la infame artimaña que utiliza el gobernador para desembarazarse, por desconfiar de ellos, de los indígenas aliados que vivían en el Real de Las Palmas: 

“Admirado Pedro de Vera de cómo con tanta paz se fiaban (de los canarios porque eran infieles y traidores y assí) mandó Pedro de Vera prevenir en el puerto de las Ysletas dos navíos: y en el real llamó ante su persona a todos los canarios y dixoles cómo era voluntad de sus altezas que fuesen a la isla de Guanechi (como ellos llaman a Thenerife) a hacer entradas i robarles ganados y gentes (que serían las presas para ellos)…”

Considerando que Marín de Cubas plagia la crónica madre de la conquista de Gran Canaria, somos de la opinión de que aquí se encuentra el origen del término “guanche”. Los indígenas de dicha isla de Tenerife se autodenominaban de tal modo: Guanechi.

 

Canarias está en deuda eterna con Maximiano Trapero, leonés de nacimiento y canario de adopción, por las muchas y meritorias obras que ha publicado sobre el guanche, la lengua antigua de los canarios de las siete islas. Una parte de esa deuda fue saldada con la concesión del Premio Canarias 2017 de Patrimonio Histórico.  Otra, la más importante, no podrá ser saldada hasta que no veamos, erigida en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, una escultura en su honor.