¿PEDRO DE VEGA, EL REY, ES EL PADRE DE BASTIANA MAYOR?
Es nuestro propósito en este post argumentar en favor de que Bastiana Mayor no es hija de Blas Rodríguez, como han señalado algunos autores, o de un anónimo visitante de la Corte, como han defendido otros, sino que es presumiblemente la primera hija del leonés Pedro de Vega, el rey, como propone Manuel Lobo en su valioso artículo Nuevos datos sobre la descendencia del Guanarteme cuando dice en relación con Catalina Hernández Guadarteme:
“Su hija mayor Bastiana o Sebastiana Mayor es posiblemente fruto de su primer matrimonio, aunque Núñez de la Peña la adjudica al segundo”
Si fuera hija de Blas Rodríguez, decimos nosotros, este así lo hubiera señalado en el testamento de su esposa, Catalina Hernández, de 1526, cuando señala la identidad de los albaceas. No es el caso. Si bien Blas Rodríguez señala que Juan de Vargas es “nuestro padre e señor e amigo”, de Bastiana solo dice que es “hija legítima de la dicha mi mujer” para a continuación darse a conocer como uno de los tres albaceas nombrados por su esposa antes de morir.
Testamento de Catalina Hdez 1526 |
“E para cumplir este dicho testamento en el dicho nombre dejo por albaceas de la dicha mi mujer para que cumplan lo en este testamento contenido a Juan de Vargas, vecino de esta dicha villa, nuestro padre e señor e amigo e a Bastiona Mayor, hija legítima de la dicha mi mujer, e a mí el dicho Blas Rodríguez, su marido, a todos tres juntamente y a cada uno de ellos por sí in sólidum…”
Blas Rodríguez, como procurador testamentario de su esposa, destaca que los hijos nombrados por ella en sus últimas voluntades son hijos de Catalina “y de mí y de otros sus primeros maridos”. Así pues indica, al parecer, que al menos uno de ellos es suyo y siendo él, como sabemos, el tercero de los cónyuges habría que pensar que este, de haber sobrevivido, que no lo creemos, habría de ser el último de la relación.
“…que todo lo que fincare e remanesciere de los bienes de la dicha mi mujer los hayan y hereden la dicha Bastiona Mayor e María Acedo e Violante Acedo e Juan e Pedro, hijos legítimos de la dicha mi mujer e de mí e de otros sus primeros maridos…”
Bastiana es, según nuestra hipótesis, la hija mayor de Catalina Hernández, la hija de Guayedra y Abenchara, y Pedro de Vega, el rey. Su apellido, otorgado en la edad adulta (a los hijos no se les ponía apellido hasta que crecían), vendría dado, o bien por tratarse de la primogénita, o bien podría plantearse que lo recibe en honor al alguacil Juan Mayor que aún vivía en el año 1500 y pudo por tanto haber sido su padrino. (Cebrián Latasa se atreve a plantear que el alguacil mayor en una de sus visitas a la Corte, pudo ser el padre de Bastiana, aserto que no podemos compartir porque entre otras cosas se señala con claridad en el testamento que ella es hija legítima de Catalina Hernández).
El principal argumento para defender este entronque nos lo aporta el cronista de Guía, Pedro González Sosa, en su artículo Pantaleón de Vega, desconocido escribano de Guía en el siglo XVI, publicado en Crónicas de Canarias nº 3 de la Junta de Cronistas Oficiales.
“De los hijos habidos con Catalina Fernández Guanarteme y de sus tres matrimonios hay evidencias para creer que estuvieron vinculados entre sí por lazos de consanguinidad por línea materna. Así se explica que en el protocolo viejo nº 4 de Guía aparezca Luis de Vega, hermano de Pantaleón, hijo de Luis de Vega “el viejo” (y nieto de Pedrode Vega el rey y de Catalina Fernández Guanarteme) como tutor de Antonio, Fernando, Rodrigo, María Mayor e Isabel, hijos de Fernando Domínguez y de Sebastiana Mayor que no es otra que la Sebastiana Mayor que cita el testamento de Catalina Fernández Guanarteme como su hija”.
El que un Vega ejerza la tutoría de los hijos de Bastiana tras la muerte temprana de esta puede ser efectivamente una evidencia para sostener que, a pesar de que Luis y Juan de Vega no son citados en el testamento, había lazos familiares muy estrechos entre ellos. Al defender que Bastiana es la hija mayor de Catalina, habida de su primer matrimonio con Pedro de Vega, el rey, nosotros conjeturamos que fue en realidad su hermano Luis de Vega el viejo y no su sobrino homónimo quien en realidad se hizo cargo de sus hijos tras su muerte.
Es probable que tras el repudio de su primer marido, que era 30 años más viejo que ella, Catalina Hernández Guadarteme haya abandonado el hogar familiar acompañada de Bastiana, su hija mayor. Por no sabemos qué oscuras razones, es evidente que Catalina no quiso reconocer en su testamento a los dos hijos varones que tuvo con Pedro el Rey, Lui sy Juan de Vega, los cuales no quedaron bajo su tutela.
A estos argumentos en favor de que Bastiana es hija de su primer matrimonio y no del tercero, vamos a añadir otro que creemos aún más sólido: para ser albacea había de tenerse más de 25 años (la mayoría de edad por entonces) y, si Bastiana fuera la hija de Blas Rodríguez, en 1526, fecha de la muerte de su madre, no hubiera podido ser su albacea de ningún modo, además del hecho incuestionable de que Blas es el marido con el que convive los últimos años de su vida.
Tratando de poner una fecha a la curaduría de los hijos de Bastiana, observamos que Luis de Vega el mozo es hijo del segundo matrimonio de su padre, Luis de Vega el viejo, el contraído con Antonia Palomares Cerezo. No pudo pues haber nacido antes de 1540 y difícilmente por tanto pudo ser el curador de sus primos pues en dicho caso tendría que haber tenido por entonces, para ejercer como tal, más de 25 años.
Unas notas del Archivo diocesano referidas a la segunda esposa de Luis de Vega, el viejo, creemos que vienen a respaldar nuestras suposiciones:
“Antonia Palomar, viuda de Luis de Vega como madre de Catalina, Luis, Pantaleón y Gaspar, sus hijos, niños pupilos, poder a Francisco Galeote ante Bernardino de San Juan en 14 de septiembre de 1547”.
“Antonia Palomares, viuda de Luis de Vega, poder a Juan de Torres para que le defendiere en el pleito que seguía contra Pedro y Juan de Vega hijos del dicho Luis de Vega y Leonor de Quintana su primera mujer cuyo poder otorgó como tutora de Catalina, Luis, Pantaleón y Gaspar, hijos pupilos del dicho su marido en 26 de octubre de 1547 que parece fue ante Diego de Escalona”.
A la vista de estos datos podemos dar por sentado que, en 1547, los hijos de Antonia Palomares, entre ellos Luis, el segundo de la prole, eran aún unos niños. La palabra “pupilo” según el DRAE significa: “huérfano menor de edad, respecto de su tutor”, lo que nos lleva a un espectro de edad muy amplio, sin embargo en el primero de los extractos se usa la expresión “niños pupilos” que nos aclara las cosas.
Estimamos en consecuencia que Luis de Vega el mozo debió nacer poco antes de 1540. La siguiente nota del Archivo diocesano nos permite pisar terreno más firme porque la cincuentena era una edad razonable para acceder al cargo de familiar:
-Luis de Vega, hijo de Luis de Vega: Pruebas para familiar del Santo Oficio en 1595.
¿Pudo haber errado el cronista de Guía al atribuir la curaduría de los hijos de Bastiana a Luis de Vega el mozo? ¿Puede estar referido el protocolo nº 4 de Guía a Luis de Vega el viejo, hermano de Bastiana, fallecido antes de 1547? Estamos convencidos de que sí.
En los años 40, si, como pensamos, Bastiana era la mayor de los hermanos (téngase en cuenta que fue nombrada albacea de las últimas voluntades de su madre en 1526 por lo que hay que calcular que nació en torno al 1500 cuando su madre tenía 18 años), sus hijos por entonces debían contar con menos de 25 años, aunque es posible que Antón Domínguez, el primogénito, el que saltó a Tenerife dando lugar a la saga de los Domínguez de dicha isla, pudiera estar cerca de cumplirlos. Tuvo que ser necesariamente, por tanto, su hermano Luis de Vega y no su sobrino de igual nombre quien como tutor se hizo cargo de los hijos de Bastiana a su muerte. De esta forma el documento citado de la curaduría podría datarse en la década de los 40, poco antes del fallecimiento de Luis de Vega el viejo que tuvo lugar en 1547. Las fechas de este modo sí concordarían pues Bastiana, nacida sobre el 1500, habría fallecido tempranamente sobre los 40 años debiendo presuponerse que su marido, que era mucho mayor que ella, habría fallecido con anterioridad.