viernes, 16 de agosto de 2024

Capítulo I:Temisas prehispánica

TEMISAS PREHISPÁNICA

 


TEMISAS ANTES DE LA GUERRA DE CONQUISTA 

 

El poblado de Temisas formaba parte del cantón de Agüimes, el cual a su vez era uno de los seis cantones que integraban el reino de Telde. Este cantón o guayrato de Agüimes limitaba por el norte con el cantón de Telde (la divisoria se situaba no en el fondo del barranco del Draguillo sino en la alineación montañosa marcada por las cimas de La Pasadilla y El Cabezo, hitos que presiden la margen derecha de dicho barranco). Por el sur limitaba con el cantón de Tirajana (no en el fondo del barranco de Balos sino en la alineación montañosa que desde La Santidad o Montaña de Arriba de Temisas baja hasta Masiega en la margen derecha de dicho barranco de Balos.

El guayre o jefe de cantón tendría su residencia en una de las casas hondas del poblado de  Agüimes situado en la margen derecha del río Guayadeque en cuyas inmediaciones el hilo del pueblo (la acequia original) regaba las huertas en las que los nativos cultivaban cereales como cebada, trigo, y legumbres como habas y lentejas.

Además de Agüimes, el cantón de este mismo nombre, contaba con otros poblados dependientes de la jurisdicción del señor feudal o guayre además de diversos núcleos trogloditas diseminados en el territorio. Los poblados trogloditas de mayor importancia eran Aguatona en la parte norte, Cueva Bermeja en el parte central del Guayedeque  y Temisas en los altos situados en la parte sur del cantón.

En época prehispánica en Temisas se situaba efectivamente un poblado troglodita de gran importancia demográfica y económica. Y esto lo decimos en razón del número e importancia de las cuevas labradas de factura indígena en el complejo de Risco Pintado entre ellas el llamado Pósito que atestigua que la cabecera del fértil barranco de Temisas disponía de tierras y aguas de riego para posibilitar importantes cosechas de cereales y otros productos agrícolas y el almacenamiento de los excedentes.

El valle de Temisas es un enclave natural fortificado por la naturaleza. Desde los altos de la caldera donde antes se extendía el pinar canario, el valle queda enmarcado por dos riscos que se acercan entre sí a modo de brazos cuyas manos casi se tocan. El brazo izquierdo viene marcado por la sierra de Risco Pintado y el brazo derecho por una estribación de la Montaña del Tederal. Ambos brazos confluyen en La Sorrapada en donde se sitúa una escueta y apuntada colina.

El brazo izquierdo o de la solana agrupaba en Risco Pintado las cuevas de habitación del poblado indígena y otros espacios comunitarios como el pósito, la audiencia, el tagoror, talleres, así como casas de piedra seca en la ladera.  El lado derecho o de la umbría albergaría las cuevas funerarias siguiendo el modelo que ha sido estudiado para Guayadeque donde las necrópolis se sitúan preferentemente en la vertiente de umbría.  En medio y bajo el paso de montaña o degollada que se abre hacia la caldera de Tirajana quedarían las cuevas y casas indígenas situadas en el entorno de lo que hoy llamamos barrio de El Callejón.

 

RISCO PINTADO

Hace algunas años publiqué en la revista del Consejo de Patrimonio de Agüimes un breve artículo sobre la importancia del complejo de Risco Pintado que creemos que merece ser devuelto a la memoria:

“Un farallón rocoso orientado hacia el sur domina el valle de Temisas (Piedras Blancas en la lengua aborigen) integrando desde la base del risco hasta la cima diferentes elementos todos ellos remarcables de forma independiente pero que adquieren un enorme realce en la perspectiva arquitectónica de conjunto.

En la base el arqueólogo Jiménez Sánchez identificó en 1952 un tagoror, una construcción ovoide de aproximadamente 6 por 4 metros con cuatro gradas arqueadas que darían explicación al topónimo de Montaña de la Audiencia con el que también se conoce este enclave.

En el cantil se sitúa un poblado troglodita con diferentes pisos o niveles de casas-cueva y talleres conectados con pasos, escaleras y pasillos excavados en la toba incluyendo un espectacular corredor en caracol que comunica dos de los niveles.

El conjunto es denominado Risco Pintado porque en una de las cuevas se conservan aún en laterales y fondo restos de la decoración pictórica en rojo y blanco que debió decorar la mayor parte de las cuevas habitadas.

En lo más alto del farallón dominando el conjunto se abren al precipicio dos cavernas-granero comunicadas interiormente en las que se disponen numerosos silos. En la primera de las naves destaca la columna central labrada, en la segunda el habitáculo de la entrada oculta.

Se trata de un ejemplo bien conservado de estructura para almacenamiento de alimento en un lugar protegido como se comprueba observando las características del emplazamiento y la entrada secreta original: un hueco vertical escalonado situado en una cornisa del risco a la que se accede a través de un pasadizo horizontal excavado en al roca. Este elemento recibe el nombre de El Pósito o Agadir de Temisas según se quiera usar el término castellano o guanche que designa a los graneros de uso colectivo.

Reivindicamos la necesidad de una intervención de calidad para la recuperación integral del conjunto del Risco Pintado, restaurándose el tagoror, las casas-cueva y su decoración pictórica con sus escaleras y corredores de acceso y especialmente la estructura de los silos con sus cubiertas en el agadir.

Creemos que dicho proyecto debe contar previamente con un estudio de impacto ambiental y patrimonial que determine la posibilidad de su uso turístico-cultural: deslinde de la carretera, aparcamientos, centro de interpretación, acceso seguro a las distintas cornisas, miradores panorámicos en las aberturas superiores, etc. en condiciones de seguridad para los usuarios y de compatibilidad con la preservación del entorno paisajístico del Caserío y Valle de Temisas.

Estamos convencidos de que la originalidad, belleza y magnificencia del conjunto, una vez restaurado, puede convertir el Risco Pintado en un nuevo centro neurálgico de la cultura prehispánica como lo es ya, para satisfacción de todos, la Cueva Pintada de Gáldar”.

 

En 2012 después de algunas labores de rehabilitación de la carretera que queda al pie del farallón de roca se localizaron varias cuevas sepultadas por un antiguo derrumbe. Las excavaciones posteriores dirigidas por Julio Cuenca Sanabria han confirmando la radical importancia de los hallazgos. En el informe inicial presentado al cabildo se reseñan materiales de gran interés en perfecto estado de conservación por haber quedado sepultados tras el derrumbe y no haberse visto por tal motivo afectados por los saqueos en época hispánica. Entre dichos materiales se citan: puertas y bastidores de silos con sus cierres de madera, labrados en cedro, sabina y pino canario, recipientes a modo de dornajos en madera de drago, esteras de junco,  tejidos de palma.  Asimismo se localizaron molinos de mano, fragmentos de cerámica, industria lítica, algún enterramiento e incluso una escultura antropomorfa en cerámica que consideramos que puede ser identificada con una Venus indígena y a la que queremos bautizar como “el ídolo de Temisas”. Los investigadores estiman que estas cuevas en la parte baja del risco debieron ser espacios de procesamiento de productos agrícolas antes de su almacenamiento o consumo. Los primeros informes de carbono 14 hablan de fechas entre los siglos XII y XIV de nuestra era. Estamos expectantes por conocer el resultado completo de los estudios realizados pues según los autores del informe son de tal importancia los hallazgos  que las cuevas de la Audiencia podrían convertirse en un futuro próximo, tal y como hemos sostenido a título personal, en un parque arqueológico dotado con un centro de interpretación ubicado en el casco histórico de Temisas.

 

LA CUEVA DEL GIGANTE

En el brazo izquierdo donde debieron estar situadas las cuevas funerarias de mayor relevancia, como hoy el cementerio, es destacable por su importancia la llamada Cueva del Gigante. Para acceder a la misma hay que penetrar  desde la parte alta del risco por un pasadizo descendente excavado en la roca a modo de tubo  al que se abre en la pared derecha una cámara circular a modo de recinto de guardia. Dicho tubo se incurva tras abrirse al vacío con un ventanal  hasta alcanzar con una breve escalinata la antesala de la cueva principal. Se trata de una gran cueva excavada de aproximadamente 6 por 6 metros separada con un portalón de dicha antesala cuya boca se abre al precipicio en dirección este con una amplia perspectiva de la costa por lo que pensamos que además de templo  el lugar pudo haber servido de lugar de vigía. La cueva principal está comunicada interiormente con otras más pequeñas a cada lado, una que se sitúa a la izquierda solo abierta hacia el interior y otra que también se abre al abismo a través de una pequeña abertura horizontal a ras del suelo por la que difícilmente puede entrar una persona. Estimamos que esta cueva anexa abierta al risco pudo ser el habitáculo de la tumba de un personaje importante de ahí el nombre que se diera a esta cueva en siglos pasados con posterioridad a su saqueo. 

En la cueva madre de este complejo, separada de la antesala como se ha dicho por un portalón del que se conservan las ranuras labradas en la roca para su anclaje, observamos que dispone en su parte posterior de un orificio en su techo que pudo servir de chimenea en los ceremoniales. Dicho orificio orientado hacia el sur permite que en torno al mediodía solar entre un foco de luz de unos 10 cm de diámetro que recorre el suelo del interior de la cueva en posiciones que avanzan o retroceden a lo largo del año según la inclinación del sol hasta desparecer en los días previos y posteriores a los solsticios, momentos de la traslación solar en los que el haz de luz se proyecta solo en el interior de la chimenea sin llegar a reflejarse en el suelo de la cueva desapareciendo en el momento culmen del solsticio en el interior de una pequeña abertura a modo de nido excavado en dicha chimenea para iniciar a partir de entonces el descenso que permitirá su proyección en oblicuo hasta el suelo de la cueva madre durante cada día del año en horas próximas al mediodía solar.

 


La existencia de este foco o haz de luz que nos permite hablar de un santuario o templo solar con marcadores solsticiales fue observado por primera vez y comunicado a la comunidad científica por parte de Cirenia Hernández García, coautora de esta publicación, en noviembre de 2022, fecha en la que fueron informados los responsables de Patrimonio del Cabildo Insular. Consideramos también de interés que en el techo de la cueva madre justo en medio de al misma existe un curioso orificio labrado a modo de asidero que debió servir de sujeción en el aire con cuerdas de algún recipiente o taya para los rituales que se practicaban en el interior del templo.

LA CUEVA DE LAS BRUJAS

Un fenómeno similar ha sido estudiado por Juan Manuel Caballero Suárez en las cercanas Cuevas de la Angostura. Los primeros resultados de su investigación, que han sido presentados en el XXIV Coloquio Canario-Americano (Ver bibliografía), nos hablan de que en la cueva nº 3 de este complejo situado en dichp barranco de La Angostura, en la cámara principal  de la misma, que es de planta circular y presenta un desarrollo vertical con forma aproximada de cúpula, existe en la misma una claraboya que por estar orientada hacia el sur, permite la entrada de la luz entre ambos equinoccios. Lo más llamativo es que determinado haz de luz, que va variando de forma, entra en la cueva  durante el periodo de 15 días que se corresponde con la semana anterior y la posterior al solsticio de invierno. En este día en concreto, el sol comienza iluminar el interior de la cueva en horas próximas al mediodía, sobre las 11.36 y finaliza a las 15:50. El autor de este artículo concluye que esta cueva, que en la tradición oral era llamada la Cueva de las Brujas, es en realidad un observatorio astronómico de los antiguos canarios quienes podrían haberlo construido a modo de casa santa o almogarén. El hecho de que la cueva número 3 disponga de un panel de grabados con seis figuras antropomorfas es un indudable respaldo para esta hipótesis si bien el autor señala que dicho panel no se ve afectado por el juego de luces descrito.

 

LA VIDA EN LA TEMISAS PREHISPÁNICA

Después de este repaso a los monumentos prehispánicos de mayor interés de Temisas, Risco Pintado, Cueva del Gigante y Cueva de las Brujas, nos proponemos hacer algunas reflexiones acerca de los modos de vida de los habitantes de la aldea de Temisas antes del abandono de la misma por la presión militar de ejército invasor castellano y del destierro masivo de la población nativa que determinó la capitulación en abril de 1483 de la población nativa que mantuvo la resistencia hasta esa fecha a poca distancia del lugar (unos pocos kilómetros en línea recta) en la fortaleza de Ansite, hoy llamada Fortaleza Grande.

 

Las excavaciones en Risco Pintado realizadas en la última década nos hablan fielmente de esos modos de vida prehispánicos pues como ya se ha dicho han podido ser estudiadas varias cuevas-taller en la base del risco que se derrumbaron de forma natural antes de la conquista de modo que los restos materiales se encontraron en el lugar donde estaban en el momento del derrumbe  el cual tuvo lugar según los investigadores a lo largo del siglo XIV o principios del XV. 

El estudio de los materiales depositados en los silos de Risco Pintado ha permitido que uno de los equipos de investigación haya publicado un artículo como primicia   (El granero de Risco Pintado de Pedro E. Hquez Valido, Jacob Morales Paloma Vidal Jonathan Santana y Amelia Rguez) que sitúa el funcionamiento del granero entre los siglos IX y XV. Las especies domesticadas que han sido estudiadas eran no solo cereales, cebada y trigo, sino también legumbres, habas y lentejas,  e incluso frutales (higos y támaras) siendo las especies más abundantes en el recuento de los restos la cebada y el higo. 

Con todo esto podemos arriesgar una descripción del terrazgo agrario del valle de Temisas en época prehispánica. En la parte alta dominaría el pinar canario, con presencia de algunos cedros y sabinas en zonas más elevadas y agrestes a salvo del pastoreo. En el valle, higuerales y palmerales en las proximidades de los riachuelos a modo de bosques-galería con juncales en los cauces, vegetación que debió ser especialmente frondosa en la junta o sumidero de los riachuelos de Temisas que se producía en la Sorrapada, lugar que recibió tal denominación castellana después de su desmalezamiento para extender los campos de cultivo de regadío que ya practicaban los nativos en dicho lugar.

Efectivamente feraces campos de cultivo de regadío (cereales y legumbres fundamentalmente) se extenderían por los bancales próximos a La Sorrapada y también como ha demostrado en su tesis el investigador catalán Ignacio Serra en los bancales a los que llega la acequia o hilo del Juncal en torno a las tierras más fértiles y llanas que más tarde serían llamadas tierras del Convento o del Callejón.

En resumen, planteamos que las actividades económicas preponderantes son: En primer lugar el pastoreo trashumante de cabras y ovejas entre las cumbres y las costas del cantón que podía también ser practicado en el valle una vez realizada la cosecha de cereales en verano. En segundo lugar, la agricultura de regadío con productos hortícolas y cerealísticos en torno a la acequia antigua que hoy llamamos Riillo. En tercer lugar los aprovechamientos de frutales: higueras y palmeras. Hasta ahora no se han recogido restos que pudieran atestiguar eventuales actividades pesqueras y de recolección de mariscos de la población del lugar ni siquiera como productos de intercambio. Es decir que el aislamiento del valle en relación con Agüimes, aun perteneciendo ambos núcleos a un mismo cantón, era una dura realidad desde mucho antes del 1500.

 

EL ÍDOLO  DE TEMISAS

Es tal la belleza y personalidad de esta obra escultórica que proponemos que sea considerada como símbolo del poblado prehispánico de Temisas en particular y del guayrato de Agüimes en general.

Esta pieza de terracota de aproximadamente tres centímetros de ancho en su base por cuatro de alto en su eje vertical representa de forma esquematizada a una figura humana aparentemente femenina. Su cabeza es pequeña y sin rasgos fisonómicos, sus extremidades se disponen con los brazos en jarras y las piernas cruzadas propias de una posición sedente, destacándose en el contorno las formas elongadas de pecho y caderas como era propio de la esteatopigia de las creaciones con las que se ha tratado de realzar la magia de la maternidad humana a lo largo de los tiempos. 

Lo que distingue a esta Venus de otras de parecida factura en la escultura prehispánica de Gran Canaria, como la llamada Venus de Tara, es, en primer lugar, su planitud y menor tamaño, características  que la asemejan más a una pintadera que a una escultura de busto redondo. Quizás este fuera el uso de la pieza: imprimir a modo de sello sobre el barro húmedo del cierre del portalón de una cueva la seña de identidad de la autoridad propietaria de dicha dependencia. Esta era una forma de precinto que está documentada en determinadas culturas bereberes del Mediterráneo central africano hasta tiempos muy recientes.

Y en segundo lugar creemos que es muy destacable reseñar que esta Venus de Temisas no aparece desnuda sino vestida. Se advierte que durante su confección la figura fue toscamente alisada para después, con trazos rectos, dibujar sobre la superficie aún fresca una vestimenta con líneas rasgadas en zigzag, propias de la decoración bereber, que le dan un particular empaque a la representación. El resultado es muy expresivo pues las hendiduras que conforman el dibujo parecen heridas en carne viva. De estar bien orientados, la túnica que porta la figura se habría confeccionado en  realidad con trozos triangulares de piel de cabra de distintos colores cosidos entre sí conformando un conjunto de gran simetría y belleza, con un porte majestuoso.

Este hecho junto a la comprobación de que en la figura no sobresalen los senos como sería lo propio de una Venus nos hacen pensar que quizá no sea necesariamente una figura femenina la representada, pudiendo tratarse de una figura masculina con relevancia patriarcal, simbolizando quizás la imagen de una autoridad religiosa (fayzag) o política (guayre). 

 


LA TOPONIMIA GUANCHE EN EL VALLE

 

EL TÉRMINO TEMISAS

El nombre de Temisas aparece en los primeros documentos de la conquista, como por ejemplo en la descripción que hace Andrés Bernáldez de los  “35 lugares y aldeas” que componían Gran Canaria cuando comenzó la conquista de la isla  (Morales Padrón 1978: 515). No cabe duda pues que el origen del nombre de Temisas es aborigen y esto lo refuerzan los yacimientos arqueológicos de la zona que corroboran la presencia de un importante núcleo de población prehispánica en la zona. 

Muchos son los autores que han llevado a cabo investigaciones acerca del origen y posible significado del término. El profesor Wölfel buscó una relación del el topónimo Temisas con palabras de origen bereber que hacían  referencia al olivo o a su fruto, ya que el cultivo de este árbol se desarrollaba desde tiempos inmemoriales en el valle. Así, relacionó las siguientes voces bereberes con el termino Temisas;  ahâtim/ ihûtam “aceite de olivo , fruto del olivo silvestre” , tehâtim “olivo” y azastsim “aceite de olivo”.  Esta correlación entre dichas palabras de origen bereber y el posible origen del topónimo de Temisas es sin lugar a duda completamente errónea en razón de que los aborígenes desconocían la existencia del olivo. Hoy sabemos que el cultivo del olivo fue introducido después de  la conquista de la isla, y que posiblemente los olivos del valle de Temisas proceden de las campiñas andaluzas de las que era originario el caballero del rey don Pedro Castellanos a quien le fue concedido el heredamiento del valle.  

Estudios recientes arrojan una vía alternativa de investigación sobre el posible origen del significado del nombre de Temisas.  Es una  línea de investigación promovida por el historiador Faneque Hernández Bautista, coautor de esta publicación, que tiene  en cuenta la existencia en distintas islas de determinados étimos de la lengua guanche que están referidos a similares características topográficas. 

El término Temisas aparece en la toponimia viva de varias islas, tanto en Gran Canaria en referencia al valle de este nombre situado en el municipio de Agüimes,  como en la isla de Lanzarote donde se sitúa el barranco de Temisa situado en el municipio de Haría. ¿Tienen algo en común desde el punto de vista topográfico estas dos cuencas que pueda explicar su denominación en la lengua antigua? Ciertamente, en determinadas laderas de ambos valles afloran materiales rocosos de color blanquecino por lo que es pertinente pensar que el término se refiera a esta visible característica del terreno: la existencia de manchones de tosca blanca, hoy llamados blanquizales.

Según la documentación histórica que maneja Maximiano Trapero en su obra magna sobre los guanchismos existió otro topónimo denominado Temisa situado en la isla de La Gomera pero por desgracia no sigue vivo y  su ubicación actual es por tanto desconocida.

A partir de estas comprobaciones, desglosando el término Temisas nos hemos aventurado a señalar  su posible significado.  La raíz Temi-  o Teni-  hace referencia indubitada al vocablo piedra mientras que el sufijo -sa  está referido, en nuestra humilde opinión, al color blanco presente en el roquedo de la zona. Uniendo los significados de ambos términos  llegamos a la conclusión de que Temisas significa piedra o roca blanca. Este interpretación se refuerza con la presencia en el relieve a uno y otro lado del pueblo de Temisas de “manchas blancas” que los lugareños llaman blanquizales. Los blanquizales o manchones de tosca blanca aparecen cuando la erosión que ha formado la caldera de erosión de Temisas descubre estratos inferiores del macizo antiguo de origen sálico. El manchón más importante se corresponde en la toponimia local con el Andén Blanco, tablero o huella de un escalón del relieve situado en la parte norte del valle. El más visible sin embargo es el existente en una ladera de la sierra de Temisas situada al sur del valle en las inmediaciones del cementerio, en la zona conocida por El Arenal, donde  desprendimientos antiguos dejaron al descubierto un gran manchón que se puede observar desde muy lejos, incluso desde la costa de Agüimes, a muchos kilómetros de distancia.

Maximiano Trapero en su obra  señala, entre otras posibilidades, que, según su colaborador Abraham  Lotf, experto en lenguas bereberes, el término se relaciona  con la voz Timisha que en Timgissin (Marruecos) tiene el significado de sílex, es decir, una roca sedimentaria de color generalmente blanquecino, que aunque no existe en las islas puede compararse en cuanto a color, que no textura, con las formaciones sálicas del relieve canario como la que subyace y aflora en determinados puntos en la caldera de Temisas o en los depósitos aluviales y coluviales de la ladera norte del barranco de Temisa en la isla de Lanzarote en su curso bajo. 

Según la RAE la definición de blanquizal es terreno gredoso siendo la greda una arcilla arenosa por lo común de color blanco azulado usada principalmente para desengrasar los paños y quitar manchas. La greda, según nos dice Nelson Alemán Sánchez en su Trabajo de Fin de Grado titulado Ruta de Temisas, camino de la Memoria, era empleada por las mujeres de Temisas para lavar la ropa cuando faltaba el jabón si bien la palabra la pronunciaban como “grea” en lugar de greda.

En apoyo de esta hipótesis de que Temisas significa Rocas Blancas, planteamos con significación opuesta del sufijo, que en el termino guanche “tenique”, término que ha llegado hasta nuestros días con el significado de piedra del hogar, están presentes la raíz temi- o teni- que significa piedra y el sufijo -que o -ca,  el cual identifica en este caso el color negro de las piedras ennegrecidas por el fuego del hogar.

 

ARAÑUL

 

Este término, también de indudable factura guanche, tiene, según el profesor Wolfel un paralelo bereber en  la voz anîl que viene a significar fosa o sepultura. Esta identificación nos resulta de gran interés ya que el lugar conocido en Gran Canaria como Arañul  está situado en las inmediaciones de la Cueva del Gigante, lo que nos podría demostrar que el lugar tenía relevancia espiritual para los aborígenes que habitaban  en Temisas  antes de la conquista, de ahí que a la montaña de Arriba en cuya espalda se sitúan hoy los llanos y lomo del Arañul fuera conocida en el siglo XVI con el nombre de Santidad. De esto hablaremos con más detenimiento en el capítulo II en el apartado referido al Heredamiento de Temisas y a sus lindes.

El término Arañul aparece en formas similares en la isla de La Gomera: Ariñule (entre los municipio de Vallehermoso y Valle Gran Rey) y Chinule (en el municipio de Vallehermoso). En estos casos no hemos podido contrastar la existencia de cuevas sepulcrales o lugares sagrados en las inmediaciones que permitan la validación de su significado cono lugar sagrado o Santidad. 

 

LOS INDÍGENAS EN LA REPOBLACIÓN DE TEMISAS

Después de la debacle demográfíca que supuso la capitulación de 1483 con la expulsión de los habitantes originarios supervivientes, Temisas vivirá unas décadas de desolación absoluta hasta que poco después del año 1500, al tiempo que toma posesión del valle el caballero el rey don Pedro Castellanos, regresa a la isla Fernán de Canaria con toda su familia después de haber sido partícipe de las conquistas de La Palma y Tenerife. Hemos estudiado este asunto en el libro titulado “El retorno del hidalgo y otras pesquisas genealógicas”. Ahora vamos a proceder al compendio de la descendencia conocida de este repoblador pues sostenemos que al menos tres de sus hijas, las llamadas matriarcas del sur, se asentaron en esta sierra de Agüimes y cumbres de  Tirajana.

 

ESTUDIO DE LA DESCENDENCIA DEL HIDALGO  FERNÁN DE CANARIA

 

LAS TRES MATRIARCAS DE AGÜIMES

 

Para ampliar la información sobre estas mujeres, invitamos a los lectores a consultar la obra magna de Rafael Rodríguez de Castro y Luis García-Correa. Remarcadas en rojo aparecen las líneas que hemos podido relacionar con pruebas documentales  como vecinas de Temisas o de la sierra de Agüimes.

 

 

A)   LUCÍA HERNÁNDEZ C BARTOLOMÉ CAZORLA Y JUAN DE SALTO

 

Hijos de Lucía Hernández:

            -PEDRO                                            N 1500

-FRANCISCO HERNÁNDEZ          N 1505

-MELCHOR HERNÁNDEZ             N 1508            C Leonor de la Peña

-GUIOMAR DE LOS SANTOS                               C Luis Martín

-MARÍA HIDALGO                                                 C Juan Luis

-SANCHO BERMÚDEZ

 

B)   MARIANA HERNÁNDEZ C LOPE SÁNCHEZ DE TAIDÍA Y OTROS

 

Hijos de Mariana Hdez:

-ANDRES HERNÁNDEZ                            C Ana Bristol e Isabel Rodríguez

-CRISTOBAL HERNÁNDEZ                      C Francisca Rodríguez Espino

-ANA SÁNCHEZ                                         C Alonso Ortiz

-LUIS BAUTISTA                

 

C)   ANA HERNÁNDEZ  CON SUCESIÓN DE TRES MATRIMONIOS

C1 con CRISTÓBAL SÁNCHEZ 

Hijos:

-CRISTÓBAL  SÁNCHEZ

-MARÍA SÁNCHEZ                         C Francisco Hdez Vizcaíno

 

C2 con PEDRO DE URÚSPURU (PERUCHO DE FUENTERRABÍA)

Hijos:

-CATALINA GARRO                      C Martín de Mireles

-JUAN GARROTE                           C ¿Catalina Guerra?

-JUANA

 

C3 con SALVADOR JIMÉNEZ

Hijos:

-ANA HERNÁNDEZ                       C Juan Martín Castellano

-FRANCISCO JIMÉNEZ                 C Juana Méndez

-BALTASAR JIMÉNEZ                   C Catalina García

-JUAN GONZÁLEZ      

 

 

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