Panorámica del pago de Timagada, en Tejeda, que dio origen a un apellido (fotógrafo: Pedro Socorro). |
Francisco Hernández, zapatero de origen portugués, compró en 1538 cien fanegadas en aquel pago tejedense y 640 cabras para ampliar su negocio del cuero, adoptando ese apellido que transmite a sus descendientes.
Pedro Socorro Santana[1]
Cronista Oficial de la Villa de Santa Brígida
Timagade, tal y como aparece por primera vez en 1544 en los Repartimientos de Gran Canaria[2], es el nombre aborigen de un pequeño poblado situado a la sombra del Roque Nublo, en plena cumbre de Gran Canaria, y desde el que se divisa la impresionante y majestuosa silueta del roque Bentayga. Este accidentado lugar ubicado junto a un importante cruce de caminos que llevan en dirección norte al pueblo de Tejeda, en dirección oeste al de La Aldea de San Nicolás, y en dirección sur, por el Paso de la Plata, hacia Tunte, fue cobijo de indígenas como Juan Alonso Canario dedicados al pastoreo entre las fronteras infranqueables de los riscos, cordón defensivo y protector, que hacía del lugar un valle bien guardado. Allí también emprendió su negocio del cuero la familia de Francisco Hernández, un célebre maestro zapatero de origen portugués, que, en 1538, adquirió tierras y un hato de cabras para con sus esclavos y criadores de ganado apuntalar su negocio del cuero en Gran Canaria. Fue a partir de aquel momento cuando aquel personaje, dueño y señor del lugar, y de una zapatería y una tenería en la calle mayor de Triana, comienza a ser conocido como Francisco Hernández de Timagada, el topónimo preexistente en aquel recóndito enclave y que lo identificaba por su vecindad.
El topónimo
En el Diccionario de Toponimia de Canarias: Los guanchismos (Maximiano Trapero y Eladio Santana) se señala que la nómina de topónimos canarios que puede ponerse en relación con Timagade es larga, pero muy diferente dependiendo de la consideración que se haga de la morfología de este término[3]. Y refiere que el segmento léxico time es analizado independientemente como ‘la parte alta de un risco o acantilado’, tal y como sucede con Timanfaya, en Lanzarote, o con Timgadm, el nombre de una antigua ciudad romana en el Norte de África cuya estructura es idéntica al topónimo grancanario. Pero podría pensarse también en una formación del tipo ti-magade en donde el elemento inicial fuera el morfema del artículo femenino singular, mientras que el segmento léxico podría representar la palabra con que, según Abreu Galindo, los aborígenes llamaban al arma que usaban para pelear, es decir, con el magade o magado «garrotes con porras a los lados». Tanto Andrés Bernáldez como Wölfel en sus Monumenta y Chil y Naranjo recogen con distintas variaciones el topónimo grancanario Araremigada, que dio nombre a uno de los 35 lugares y aldeas que tenía Gran Canaria al tiempo de iniciarse la conquista[4].
La acequia de San Juan realizada por los Timagadas a su paso por la Capellanía Grande Hoy aparcamiento municipal (fotógrafo: Armando Pérez Tejera). |
Bien lejos de nuestra especialidad o actividades investigadoras está conocer el origen lingüístico o filológico del término. De ahí que en este trabajo pretendamos tan solo comprobar o demostrar que el topónimo prehispánico Timagadasirvió también para establecerse bien temprano como apellido, el cual se transmitió a los hijos de aquel maestro zapatero, cual herencia familiar, y nominó a mediados del siglo XVII a una antigua acequia del heredamiento de Firgas ―la acequia de los Timagadas―, propiedad de Miguel de Timagada y Vargas (-1773), hacendado de la época y descendiente de nuestro personaje. Se trata de la actual acequia de San Juan, que tomaría esta nueva nominación a raíz de la cesión de 93 azadas de aguas que los herederos del citado Miguel de Timagada hacen en 1787 a favor de la parroquia de San Juan Bautista de Arucas[5].
Históricamente los apellidos toponímicos surgieron por la necesidad de identificación de las personas, cuando imponerlos todavía no se había generalizado. Ello servía para diferenciar a los individuos del mismo nombre de pila y evitar equívocos, aunque también permitía ocultar la verdadera identidad, sin levantar sospechas de un pasado converso en una nueva tierra en la que prosperar y poder alejar los estigmas que trascendían del lugar de nacimiento. En los primeros registros bautismales en la parroquia del Sagrario de Las Palmas hay ejemplos entre 1499 y 1527 de algunos gentilicios o su procedencia para designar a María la gallega, Inés Guancha, Juan de Alemania, Inés Castellana, Juan deCoruña, Martín Córdoba, etc.[6]. La imposición de apellidos por la procedencia geográfica es seguramente una costumbre muy vieja y socorrida, pues fijándolo después del nombre mediante la preposición de seguida del nombre geográfico correspondiente se reconocía mejor, insistamos, a la persona que lo portaba. El apellido Timagada tuvo una vigencia incierta, pues comenzó a despuntar a mediados del siglo XVI, portado por el célebre maestro zapatero, se generalizó a través de sus descendientes y terminó por desaparecer con los últimos integrantes de este clan establecido en Arucas, al tiempo que se iban generalizando oficialmente los dos apellidos. Lo mismo ocurrió con otros nombres de localidades de origen prehispánico convertidos en apellidos y con los mismos efectos suplementarios. Mencionemos algunos: Juan Martín de Artevirgo, un indígena y criador de ganados cuyo sobrenombre deriva del pueblo olvidado de Artenara, del que fue su alcalde real. Otro tanto sucedería con el apellido Bentidagua que portaría el vecino de Agaete Hernán Sánchez de Bentidagua, otro notorio indígena, probablemente de origen gomero, que durante un tiempo fue también alcalde real de aquel término. De modo que hubo un gran uso de ellos, pero poca vigencia. Este trabajo surgió hace tiempo entre viejos legajos y en medio del silencio de un archivo y que ahora publicamos en el blog Historia familiar de Canarias. Aportaciones para su estudio. De ahí que estas páginas ofrezcan un marcado acento genealógico, aunque iremos más allá de la mera enumeración de hijos, nietos y demás congéneres, porque Timagada es parte viva de la historia de la Naturaleza, de su patrimonio cultural y de mucha gente anónima que pobló esta tierra desde la oscuridad de los tiempos.
El negocio del cuero
Timagada, junto con Artevirgo o la Vega de Acusa, alcanzó gran notoriedad antes y después de la conquista de Gran Canaria, sobre todo por la explotación de la ganadería extensiva de cabras, por su mejor adaptación que las ovejas al clima seco y al terreno montañoso, siendo sus dueños los beneficiados de tierras por el Cabildo de la Isla o hacendados asentados principalmente en Las Palmas que enviaban a pastar a la cumbre a su ganado en la etapa estival. Estos territorios fueron para los aborígenes el lugar del cíclico tránsito del ganado entre los pastos de invierno de la costa y los de verano de la sierra insular. Tras la colonización castellana la pretérita situación se transformó con una progresiva explotación de las nuevas tierras, multiplicándose los cortijos particulares, las tierras de pastos y las numerosas vueltas de ganado. Lo refrendan los protocolos notariales que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, donde a cada vuelta de las carcomidas páginas nos tropezamos con ganaderos, curtidores, zurradores, adobadores, zapateros, arrieros, etc. para señalar que en aquellas tierras se desarrolló un mundo de lo más animado y sacrificado en torno a las cabras, la leche, la carne y la piel de cabras, muy finas e ideales para la elaboración de zapatos de buena calidad, o en torno a la piel de los machos cabríos, fibrosa y compacta, para la fabricación de los cordobanes.
Un ganado en la zona cumbrera de Tejeda (fotógrafo: Pedro Socorro). |
El negocio del cuero debía de producir amplios beneficios puesto que el afán comercial del gremio de los zapateros se expande hasta aquel lugar recóndito y abarca tierras, con buenos pastos, eriales, ganado y comercio. Después de haber obtenido unas datas del Cabildo y una compra de tierras que se hizo a Juan Rodríguez, allá arriba estaban ya establecidos Francisco Ortiz, cantero y criador, y el marchante Juan González, quienes desde el 1 de agosto de 1535 formaron una compañía para la cría de ganado cabrío, con su hierro y marca propia. Unas tierras de sequero, montuosas, que representaban un total de cien fanegadas y que, junto con un rebaño de 640 cabras, 200 de ellas preñadas, adquiriría tres años después el zapatero Francisco Hernández Timagada. La fecha del contrato se realiza el 25 de marzo de 1538 ante el escribano Hernando de Padilla y el criador Francisco Ortiz le vende, además, un esclavo blanco, probablemente morisco, llamado Luis, de 25 años, a quien responsabilizarán del cuidado y pastoreo del rebaño[7]. De modo que a partir de esa fecha, don Francisco dispone de ese ganado en la cueva del Malpaís, que es tras la isla, en el barranco de Timagada, la cual cueva con todo lo que al presente en ella esta y tiene y con los corrales, le da para que le goce durante los dichos dos años, para extraer de ellas leche, quesos, ya curados, que tenían buena demanda en los mercados insulares y, por supuesto, cueros y derivados para surtir sin intermediarios a su tenería capitalina. Esa apetencia de incorporar a su tarea artesanal estas otras mercantiles le daría buenos cueros, mejores que las de otras partes, y ampliaría su círculo de amistades con los ricos hacendados del lugar, como el mercader genovés Francisco Veintemilla, quien se convertirá en padrino de bautizo de su hija Juana, nacida en 1530 en la ciudad, de quien sabemos que por ese tiempo enviaba a Flandes azúcares y otros productos y cuya descendencia ―los Canino― se establecerá en Tejeda. Pero también le traerá algunos quebraderos de cabeza por los débitos e inversiones, tal y como comprobamos en su primer testamento que había escriturado ocho meses antes, aún confundido y absorto tras las recientes muertes de sus padres, temeroso de que la muerte acecha de cerca[8]. No cabe duda de que el lugar de Timagada, en el que se iba a desenvolver su vida durante los siguientes años, sería su última y más provechosa inversión, y que le ayudaría a ampliar sus redes de acción a los tratos comerciales como la compra o envío de ganado y cuero a la vecina isla de Tenerife, a través de los puertos de La Aldea, y el Juncal de Agaete; y, por supuesto, contar con la materia prima de las cabras que pastaban en las laderas, riscos, solapones y andenes, degolladas, lomas, lomitos y vegas.
Su testamento es un documento valiosísimo para conocer sus andanzas mercantiles, su desahogada posición económica en torno al mundo de aquella industria artesanal, toda vez que asegura que tiene en su curtidoría, en pelambre viejo, 103 cordobanes, 30 baldreses (piel curtida de oveja) y tres cueros vacunos, que probablemente exportaba a Europa para hacer zapatos, forros de libros, correajes de armamento, refuerzo de ropa para la guerra, talegas, sombreros, siendo testigo de su testamento el mercader flamenco Pedro Validona. Pero también nos ayuda a verificar su origen, su familia y, junto con otras escrituras, saber cómo aquel topónimo aborigen se convierte en apellido y desapareció a comienzos del siglo XVIII. Francisco Hernández de Timagada era natural de la ciudad portuguesa de Oliveira do Hospital, en el obispado de Coimbra, y uno de los hijos de Pedro Afonso y Catalina Yánez Martín, que, a la hora de dictar su testamento, ya eran difuntos. Su llegada a la Isla en el primer tercio del siglo XVI y su estancia en la capital estuvo motivada por razones de negocios, abriendo al poco tiempo un taller de zapatería y una tenería, junto a su casa y morada de la calle mayor de Triana; una pequeña industria que abastecía la demanda de la clase pudiente urbana de la Isla. Al poco de avecindarse formó familia al contraer matrimonio con Inés González, hija de Pedro González, también zapatero, vecino y alcalde real de la Villa de Arucas, y de su primera esposa, María de Tomares, quienes le escrituraron la promesa de dote para que la pareja pudiera afianzar la relación con algunos bienes.
En sus últimas voluntades se detallan sus acreedores y los numerosísimos deudores, relacionados sobre todo con su doble condición de zapatero e industrial del cuero. El único e importante dato que aparece en sus últimas voluntades en relación con el pago de Timagada es el de tener almacenada en una cueva de ese término 70 fanegadas de trigos, así como un cahíz que asegura que es de Alonso de Medina, criador de ganado. Asimismo señala que en las cuevas de La Mina, donde vive el criador Melchor Gutiérrez, tiene dos fanegadas y media de trigo de la renta de un buey; y que en poder de Orgaz, boyero y vecino de La Vega, tiene un buey que llaman Criado. En dicho testamento nombró por su albacea a su suegro Pedro González, zapatero y vecino de Arucas, y a su compadre Alonso Pérez, también zapatero, casado probablemente con su hermana Juana Hernández, y a la que se conocía como Juana de Timagada.
Firma de Francisco Hernández de Timagada al pie de su primer testamento realizado en el verano de 1537 (Fuente: AHPLP) |
Sin embargo, Francisco Hernández de Timagada no murió por aquella fecha en su casa de Triana. Sabemos que vivió al menos veinte años más y que junto a su mujer, que le sobrevivió por poco tiempo, procrearon seis hijos. Sobre 1554 ya debía de estar establecido en la cumbre, pues en una escritura que suscribe ese año ante el escribano Pedro de Escobar, obligándose a pagar un dinero al prior y frailes del convento dominico de Las Palmas, es signado como criador y vecino de Timagada. Ya entonces, además de proveer de cuero de cabra o macho cabrío a la labor de los curtidores que trabajaban en su tenería de la ciudad, era uno de los principales empresarios del cuero de la Isla. Timagada seguía gozando por aquel tiempo de una rica vida interior, muy ganadera y comercial, mientras la familia Timagada va creciendo y arraigándose a ese lugar. Su hija María Hernández contrajo matrimonio con Pedro González, vecino de Tejeda, y también zapatero de profesión, por lo que en 1557 suscribe un recibo de dote ante el escribano Rodrigo de Mesa. Ya entonces era citado como Francisco Hernández de Timagada. Y así lo será el resto de sus días.
En concreto, nuestro personaje falleció antes del mes de abril de 1561. Ya enfermo, el célebre artesano decide ser enterrado en el monasterio de San Francisco de Las Palmas. Ese año se hizo la partición de sus bienes entre sus herederos legítimos, tanto las tierras y ganado de la Cumbre como sus negocios y casas de Triana, según consta en un poder que su yerno Pedro González, al que había nombrado como su albacea y tutor de sus seis hijos, otorgó ante el escribano Alonso Fernández de Saavedra[9]. En una de sus mandas testamentarias dejó bienes con la intención de construir una ermita en Timagada para que su familia, sus trabajadores y esclavos se vieran beneficiados con esta gracia. Y esto lo sabemos porque al transcurrir del tiempo, en 1597, su hija Francisca González de Timagada, ya viuda de Marcos Ortiz, aseguraba que su padre, antes de morir, había dejado impuesta tres doblas perpetuas sobre unas casas de Triana, donde vivía Esteban Hernández, tonelero, para que estas fuesen para una hermita que se avía de haser en el término de Timagada[10]. Un sueño incumplido del maestro zapatero e industrial del cuero que a la hora de su muerte quiso que los ‘timagarenses’ contaran también con el pasto espiritual. Era una forma de perpetuar su memoria entre los vivos, participando de aquel espíritu de ostentación y deseos del reconocimiento perpetuo tan presente en el siglo. Estos fueron los primeros pasos del pueblo de Timagada en los últimos años del siglo XVI cuando se proyectaba construir una ermita que nunca se erigió.
Una panorámica del pago de Timagada, con el pico del Teide de fondo (fotógrafo: Pedro Socorro). |
DESARROLLO DE LA GENEALOGÍA DE LOS TIMAGADAS
Después de tan larga introducción, llegamos así al estudio o genealogía de los Timagada en Gran Canaria que verdaderamente nos interesa. Hacía falta, sin embargo, presentar primero con todo detalle los antecedentes de esta familia que se establece en Gran Canaria en el primer tercio del siglo XVI.
Francisco Hernández de Timagada, natural de Oliveira, en el término del Hospital, en el obispado de Coimbra e hijo de Pedro Afonso y Catalina Yánez, se establece en Gran Canaria en el primer tercio del siglo XVI, donde casó en Las Palmas, h. 1531, con Inés González, hija de Pedro González, vecino y alcalde real de la Villa de Arucas, y de María de Tomares, su primera mujer. Fueron los padres de al menos ocho hijos:
I.- María Hernández Timagada, bautizada el 3 de febrero de 1533 en la pila del Sagrario de Las Palmas, casó con su primo hermano Pedro González, también zapatero, hijo de Juan Álvarez, maestro de cantería y albañil, de origen portugués, natural de San Miguel, y de Violante González. La boda de esta pareja se celebró en Tenerife ya que se había establecido en dicha isla. Doña María Hernández fue dotada por su padre, el 13 de mayo de 1553, ante el escribano Gil de Quesada[11]. Y su marido suscribió el recibo de la dote el 22 de octubre de 1557 ante el escribano Rodrigo de Mesa[12]. La pareja debió establecerse en la cumbre grancanaria, dedicado a la cría de ganado, pues tenemos constancia de que Pedro González es citado en el testamento que el indígena gomero Diego Pérez de Mulagua realizó el 8 de enero de 1566 ante el escribano Alonso de Balboa. Ytem debo a Pedro Gonzalez de Timagada treinta y ocho reales de resto de unas ovejas, mando se le paguen[13]. Pedro González hizo su testamento el 20 de agosto de 1556 ante el escribano Alonso de Balboa, estando enfermo y con deseos de ser enterrado en el interior del monasterio de San Francisco de Las Palmas[14]. Sin embargo, aún viviría más años, toda vez que el 14 de enero de 1568 comparece como yerno, tutor, curador y albacea de su suegro, obligándose a una misa cantada y al pago de un tributo en el citado convento[15]. Y cuatro meses después, concretamente el 5 de mayo, otorga un poder ante el escribano Alonso Fernández de Saavedra[16]. Fueron los padres de:
1.1 Francisco Hernández de Timagada, bautizado el 25 de junio de 1554 en la pila del Sagrario[17], casó con Mencía Rodríguez, nacida en Las Palmas e hija del sevillano Gonzalo Rodríguez Pambaso y de Inés Rodríguez, propietarios de tierras en las proximidades del barranco de Guiniguada, donde todavía hoy se conserva como topónimo El Pambaso, apellido de uno de sus primeros propietarios. Don Francisco Hernández tuvo además fuera de su matrimonio, con Francisca Hernández Acebedo, a su hijo Pedro Hernández de Timagada. El 23 de abril de 1588 vemos a Francisco Hernández Timagada sirviendo de padrino en el bautizo de una nueva hija de Tejeda[18]. Y apenas un año después se ausentaría de la Isla. Y seguiría fuera de la Isla cuatro años más tarde, ya que su esposa vende el 15 de diciembre de 1607 unas casas bajas en la calle de Triana ante el escribano Juan de Quintana, aprovechando la licencia que le había otorgado el 31 de marzo de 1589, fecha de su posible marcha de la Isla[19]. Debemos señalar al respecto que esta familia emigra a Cartagena de Indias (Colombia), según se desprende de dos referencias documentales que aparecen en varios legajos y en la que se pone en duda su ascendencia de cristianos limpios[20]. De sus dos relaciones constan como sus hijos:
1.1.1 Tomasina Hernández de Timagada, confirmada en la parroquia de Santa Brígida en 1591, tuvo un hijo natural con el canónigo Diego Vázquez Botello Romero, doctor en Sagrada Teología e inquisidor del obispado, natural de Telde e hijo de Andrés Vázquez Botello y de María Romero, vecinos de Telde. Diego Vázquez otorgó su testamento cerrado el 2 de septiembre de 1651 ante el escribano Juan Báez Golfos, bajo cuya disposición falleció[21]. Sus últimas voluntades se abrieron cinco días después y en ellas pidió 3.500 misas rezadas por su alma, pero no cita a su hijo. Doña Tomasina ingresó posteriormente de monja en el monasterio de Santa Clara. Fue su hijo natural:
1.1.1 a) Pedro Romero Botello, capitán y sargento mayor de las milicias canarias, casó en la parroquia de Telde, el 26 de enero de 1637, con la viuda María Suárez Tello. En 1650 inicia un pleito ante la Real Audiencia de Canarias contra los vecinos tejedenses Diego López y Juan de Ávila sobre la posesión de tierras y viñas en Timagada y El Chorrillo, de la que le hizo posesión Mencía Rodríguez, viuda de Francisco Hernández Timagada, sus abuelos maternos[22].
1.1.2 Pedro Hernández Timagada, tundidor de profesión y vecino de la capital grancanaria, en la calle Triana, donde tenía su casa y tienda de tundir cuero, contrajo matrimonio con María De Niz de Vargas. Fue un célebre maestro del oficio, pues en los protocolos hay distintos contratos de aprendizaje, como el que realiza el 19 de febrero de 1651 con Cristóbal Gómez, vecino de Lanzarote, para que el hijo homónimo de éste, de 16 años, aprenda el oficio de tundidor durante cinco años[23]. Pedro Hernández hizo su testamento en 1658 ante Diego Álvarez de Silva y en él declara ser hijo natural de Francisco Hernández Timagada y de Francisca Hernández Acebedo mis padres, declaro pª que conste. Precisa por ello que tiene cantidad de tierras y aguas en el término de Timagada, cuya erencia como hijo natural me toca y mis herederos hagan diligencias de cobrar lo que dichos bienes como tales mis hijos. En sus últimas voluntades manifiesta su deseo de que la tienda, con sus tres calderas grandes y todo lo necesario para el oficio de tundidor, pasara a la propiedad de su esposa, mientras viviera, y luego a sus dos hijas (Úrsula y Tomasina), y concreta que la caldera mediana fuera para su hijo Gaspar. Asimismo señala que tiene un esclavo negro en su casa que había comprado, llamado Francisco, de 22 años, que deja a su esposa, y muestra su deseo de ser enterrando en el monasterio de San Pedro Mártir de Las Palmas en una sepultura propia que tenía en el arco de la capilla mayor, onde está una losa en que está inscrito mi nombre y tiene dos argollas de hierro[24]. Su esposa, ya viuda, dictó su testamento y posterior codicilo el 7 de agosto de 1664 ante el mismo escribano, estando en su casa, en cama y enferma, y en él pide ser enterrada en la capilla de san Pedro Mártir, en el convento de Santo Domingo, en donde estaba enterrado su marido[25]. Un año después realiza un nuevo codicilo ante en el mismo escribano al objeto de mejorar en el tercio de un quinto a su hija Úrsula por haberla cuidado en su enfermedad, siendo testigo el pintor Cristóbal de Osorio[26]. La pareja tuvo por vástagos a:
Rúbrica de Gaspar Hernández de Timagada en su testamento realizado en 1700 (fuente: AHPLP). |
1.1.2 a) Gaspar Hernández de Timagada (Gaspar Martín), bautizado el 22 de julio de 1628 en la parroquia del Sagrario de Las Palmas[27], también fue tundidor, oficio que compaginó con el de capitán de artillería, contrajo matrimonio en la misma iglesia natal, el 14 de noviembre de 1665, con Úrsula Gesquier de Vargas (Úrsula de Vargas Guerra), hija de Antonio Vargas de la Guerra (Antonio de Vargas), alcaide de las cárceles, y Ana Mariana de Barrios (Ana Navarro)[28]. Gaspar Hernández Timagada residía con su familia en unas casas de la calle La Carrera, en la ciudad, en la que testó el 30 de julio de 1700 ante el escribano Gabriel López de Salazar[29]. Ese mismo año inicia un pleito ante la Real Audiencia contra Pedro Suárez de Medina sobre una serventía de su propiedad en Arucas[30], en el barranco de la montaña de Doramas, que con el tiempo sería conocida como la acequia de las Timagadas. Su esposa dictó su testamento en 1730, ante el mismo escribano, y ambos enterrados en el convento de Santo Domingo. Fueron los padres de:
1.- Lucas de Timagada, bautizado el 8 de noviembre de 1676 en la parroquia del Sagrario[31], fue presbítero, se ausentó a Indias, hacia 1700, falleciendo en Panamá.
2.- Ana de Timagada y Vargas, realizó su testamento el 28 de marzo de 1734, fundando una capellanía de misas ante el escribano Lorenzo Rodríguez Gómez, bajo cuya disposición murió soltera y sin sucesión.
Firma de Miguel de Timagada en 1744 (fuente: AHPLP). |
3.- Miguel de Timagada y Vargas, vecino de Arucas, quien comparece el 1 de septiembre de 1745 ante el escribano Cayetano Trujillo al objeto de realizar su codicilo, después de haber otorgado su testamento cerrado, tres años antes, ante el escribano Pablo de la Cruz. En él nombra como beneficiario de su patronato de 230 misas que había fundado y debían celebrarse en la parroquia de San Juan Bautista de Arucas a un hijo (José Delgado) de su sobrina Luisa de Medina[32]. En 1773, comenzaron unos autos del monasterio de san Bernardo de Las Palmas contra los poseedores de los bienes del citado Miguel sobre reconocimiento de un censo de cuatro mil reales al que salieron Luisa Mateo de Vargas, viuda de Pedro Ponce; Matías Díaz, Simón Rodríguez, Juan Marrero Falcón y Andrés González, vecinos de Arucas.
4.- Antonio de Timagada, soltero, falleció sin sucesión.
5.- María de San Luis, monja bernarda y fundadora del convento recoleto de Los Realejos, en Tenerife.
Firma de Lucía Hernández Timagada en 1657 (fuente: AHPLP). |
1.1.2 b) Lucía Hernández de Timagada, bautizada el 20 de diciembre de 1620 en la parroquia del Sagrario de Las Palmas[33], casó en dicha iglesia, el 26 de septiembre de 1638, cumplidos los 18 años de edad, con Francisco López Barraza, músico de la Catedral e hijo de Juan López y de Isabel Barraza, natural de Sevilla[34], siendo dotada con ocho mil reales ante el escribano Juan Gil Sanz. El marido hizo un tributo a favor del convento de san Bernardo de Las Palmas en 1640 ante el escribano Juan Gil Sánchez[35], y ya era fallecido antes del 28 de mayo de 1657, pues ese día su viuda escritura un poder sobre unas casas altas en la calle de Triana que había recibido en dote de su padre ante el escribano Francisco de Moya y por las que pagaba un tributo de 125 reales de rédito cada año a beneficio de la capilla de la Antigua de la Catedral[36]. Fueron los padres de:
1.- Lucas Pérez, bachiller.
2.- Pedro de la Fe Barraza.
1.1.2 c) Tomasina Hernández Timagada, casó en 1660 con el capitán Gregorio González Fleitas, dándole en dote un esclavo negro llamado Francisco[37]. Fueron los padres de:
1.- Andrea González Fleitas, casó en Las Palmas, el 25 de septiembre de 1689, con Alonso Román, hijo de Sebastián Román y de Isabel Falcón[38].
2.- Isabel Fernández Timagada, hizo su testamento ante el escribano Lorenzo Rodríguez.
1.1.2 d) Pedro Hernández de Timagada, maestro tundidor, se establece en la isla de Fuerteventura, convirtiéndose en torno a 1646 en un maestro del oficio, siguiendo la estela de su padre en aquella Isla[39].
1.1.2 e) Úrsula Hernández Timagada, nacida hacia 1626 en Las Palmas, soltera. quien en 1672 realiza una escritura de partición ante la Real Audiencia junto con su hermano Gaspar por la herencia de sus padres, así como la propiedad del esclavo negro que su padre dio a su hermana Tomasina ante el escribano Diego Álvarez de Silva[40].
1.1.2 f) Lucas Hernández Déniz, bautizado el 28 de octubre de 1623 en la parroquia del Sagrario de Las Palmas[41], a quien su padre nombra como su albacea testamentario, siguió estudios eclesiásticos y fue bachiller.
Rúbrica del bachiller Lucas Hernández Déniz en el testamento de su padre (fuente: AHPLP) |
1.1.2 g) Antonia Hernández Timagada, bautizada el 18 de febrero de 1619 en la parroquia del Sagrario de Las Palmas[42], debió fallecer en la niñez.
1.2. Inés González, nacida en Tejeda y bautizada en 1556 en el Sagrario de la Catedral de Santa Ana. Sin más datos.
1.3 Pedro González, quien al parecer celebró dobles nupcias, primero casó con Luisa Jiménez, y luego repitió nupcias en la parroquia de Guía, el 30 de agosto de 1576, con Catalina Báez, hija de Juan Báez y de Catalina Hernández[43].
1.4 Luisa, bautizada el 12 de abril de 1564 en la pila del Sagrario de Las Palmas.
1.5 Juan, bautizado el 15 de julio de 1565 en la pila del Sagrario[44].
1.6 María, gemela del anterior.
1.7 María Hernández (González), bautizada el 22 de abril de 1570 en la pila del Sagrario, con el nombre de otra hermana, que debió fallecer, siendo sus padrinos Pedro Briviescas y su esposa Inés Hernández[45].
1.8 Domingo González.
1.9 Diego Hernández, casó con Isabel Ruiz.
II.- Francisca Hernández, bautizada el 2 de mayo de 1547 en la pila del Sagrario de Las Palmas[46], casó h. 1564, ya huérfana de padres, con el zapatero Marcos Ortiz, hijo de Francisco Hernández, cantero, y de Juana Ortiz, tras ser dotada por su cuñado y tutor, en enero de ese año, ante el escribano Alonso Fernández de Saavedra. Marcos Ortiz y su concuño, Pedro González, escrituran un poder en 1568, citados como vecino de Tejeda, que otorgaron al vecino Gerónimo de Viñol por la compra de ropa[47]. Y ya viuda manifiesta ante el escribano Francisco Ponce, el 27 de marzo de 1597, que su padre Francisco Hernández de Timagada en el testamento que hizo, y tras el cual falleció, había dejado impuesta tres doblas perpetuas cada año sobre unas casas suyas en la calle mayor de Triana, donde vivía Esteban Hernández, tonelero, para que estos fuesen para una hermita que se avía de haser en el término de Timagada[48]. El 11 de junio de 1615, doña Francisca Hernández realiza su testamento ante el escribano Juan de Quintana y en él señala que lleva más de treinta años de viuda, cita algunas de sus propiedades, como unas tierras en Timagada, y señala que disponía de una criada llamada Luisa Hernández. Señala asimismo que era albacea de su hermana Ana Hernández y ordena a su albacea, el alférez Juan Fernández Fleitas, a que vendiera la casa en la que vivía y da permiso a su comadre María Álvarez, viuda de Luis Hernández, y a sus descendientes para que se enterrasen en su sepultura. Asimismo deja bienes a Petrona, hija de su sobrino Adrián Pegado[49]. Ocho días después realiza su codicilo ante el mismo escribano, bajo cuya disposición falleció. Fueron los padres de varios hijos, dos de los cuales emigraron a Cartagena de Indias.
2.1 Juan Hernández.
2.2 Francisco Ortiz, emigró a Cartagena de Indias y, según el testamento de su madre, falleció allá sin que dejara descendencia, por lo que nombraría a su madre como su heredera.
2.3 Tomasina Ortiz, contrajo matrimonio h. 1587 con Francisco Hernández, hijo de Luis Hernández, tras ser dotada por su madre viuda con una marca de ganado por valor de 110 doblas, según refiere su madre en su testamento. La pareja emigró a Cartagena de Indias, donde Tomasina quedó viuda.
2.4 María Ortiz, casó con Francisco Lorenzo, no es citada por su madre en su testamento. Sin embargo, ya viuda, comparece el 23 de abril de 1619 ante el escribano Francisco Delgado para realizar sus últimas voluntades y en él cita que quiere ser enterrada en la sepultura de su padre Marcos Ortiz y nombra a su descendencia y a su sirvienta Ana Gil[50].
III.- Francisco Afonso Hernández de Timagada, zapatero de profesión, siguiendo la tradición familiar, contrajo matrimonio hacia 1576 con Isabel Alonso, hija de Diego Hernández, el viejo, vecino de Artevirgo, y de María Alonso, su segunda esposa. La novia fue dotada el 5 de noviembre de 1576 por sus padres con 110 doblas de oro ante el escribano Alonso de Balboa[51].
IV.- Ana Hernández, bautizada el 14 de septiembre de 1542 en la parroquia del Sagrario de Las Palmas[52], de la cual no tenemos más información, salvo que era fallecida en el testamento que su hermana Francisca hizo en 1615, pues en él nos aclara que fue su albacea.
V.- Juana Hernández, bautizada en 1545 en la pila del Sagrario, contrajo dobles nupcias; siendo la primera vez con Pablo Pegado y una vez viuda volvió a casarse con Melchor de Quintana, según asegura en el testamento que hizo en 1605 ante el escribano Lázaro de Quesada que con su primer marido tuvo cuatro hijos[53].
VI.- Margarita Hernández, bautizada el 22 de septiembre de 1549 en la pila del Sagrario Catedral, casó hacia 1567 con su pariente Diego Díaz, hijo de Francisco Díaz Barreto (Borrero) y Leonor Pérez, entregándole su cuñado y tutor Pedro González toda la legítima de sus padres, entonces fallecidos. La pareja se avecindó en la ciudad de Telde, en el Valle de Casares, en donde contaba con dos pares de casas y un hato de cabras y ovejas, un buey, una becerra y una vaca, y un esclavo negro. Ambos comparecen en 1589 ante el escribano de Telde, reclamando unos bienes de su padre[54]. Margarita Hernández hizo su testamento el 29 de abril de 1591 ante el escribano Bernardino de Palenzuela Jiménez en su casa de la ciudad, ya enferma, en el que señala que desea ser enterrada en el convento de San Francisco, en Telde, y que se celebre la misa de ánimas; pide otra misa cantada a Nuestra Señora de Agosto de manera perpetua, y asimismo manifiesta su casorio y su descendencia, y que a su hermana Francisca le da la ropa de su vestir. Nombra como albaceas a su marido y al racionero Borrero, su pariente[55].
VII.- Beatriz Hernández, de la que no tenemos más información.
Cruz de Timagada, en Tejeda (fotógrafo: Pedro Socorro) |
Fuentes Bibliográficas y notas:
[1] Este trabajo contó con la colaboración asidua y desinteresada de los amigos genealogistas Juan Ramón García Torres, que transcribió el testamento de Francisco Hernández de Timagada, y de Leonardo Arencibia Rodríguez, que nos facilitó las últimas voluntades del citado Francisco Hernández, así como otros interesantes datos sobre la familia del célebre maestro zapatero establecido en la cumbre.
[2] El labrador Alonso Hernández solicita el 22 de marzo de 1544 al Cabildo General las tierras, y señala: «... que agora ocho o nueve años poco más o menos vuestras señorias me ovieron fecho merçed de un cahiz de tierra en Tejeda linderos de la una parte el barranquillo de Tejeda por baxo e por el un lado bereda que va al malpays y el lomo arriba que va al Timagade a dende la Degollada de Timagade un barranquillo abaxo que deçiende al barranco de Tejeda (...) como las tierras que pido a vuestras señorias agora de nuevo las he senbrado muchos años cogiendo dellas pan...». Fuente: Ronquillo, M./Aznar Vallejo, E. (1998). Repartimientos de Gran Canaria. Cabildo de Gran Canaria. Museo Canario.
[3] Trapero M. con la colaboración de Santana Martel E. (2019). Diccionario de Toponimia de Canarias: Los guanchismos. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
[4] Morales Padrón, F. (1978). Canarias: crónicas de su conquista. Sevilla.
[5] Libro II de Fábricas de la parroquia de San Juan Bautista de Arucas, fs. 125 vto.-126. Fuente: Quintana Miranda, P.M. (1952). Cuaderno 3 de notas referentes al pueblo y parroquia de Arucas.
[6] Lobo Cabrera, M. y Rivero Suárez, B. (1991). «Los primeros pobladores de Las Palmas de Gran Canaria». Anuario de Estudios Atlánticos, 1991, nº 37, pp. 17-131.
[7] AHPLP. Legajo 751, fs. 81 v.-83 r.
[8] AHPLP. Legajo 750, f. 416.
[9] AHPLP. Legajo 792, fotograma 88.
[10] AHPLP. Legajo: 964, del 8 de febrero de 1597, fol. 40 r.–v.
[11] AHPLP. Legajo: 760.
[12] AHPLP. Legajo: 779, fotograma 572.
[13] AHPLP. Protocolo 775.
[14] AHPLP. Legajo 769, fotograma 725.
[15] AHPLP. Legajo 792, fotograma 11.
[16] AHPLP. Legajo 792, fotograma 88.
[17] AHDLP. Libro III de Bautismos de la Parroquia del Sagrario.
[18] AHDLP. Libro I de Bautismos de la parroquia de Santa Brígida (1583-1622), f. 16 vto. y 17.
[19] AHPLP. Legajo 1012, fotograma 541.
[20] PARES. Archivo Histórico Nacional. ES.28079. AHN/1.1.11.4.6//INQUISICIÓN, 1355, exp. 19 y ES.28079.AHN/1.1.11.4.6//INQUISICIÓN,1360, exp. 30.
[21] AHPLP. Legajo 1151, f. 625.
[22] AHPLP. Real Audiencia de Canarias, exp. 2461, año 1650.
[23] AHPLP. Legajo 1203, fotograma 80, f. 38 vto.
[24] AHPLP. Legajo 1276, fs. 210-214.
[25] AHPLP. Legajo 1218, fotograma 301 vto.
[26] AHPLP. Legajo 1282, f. 31.
[27] AHDLP. Libro VIII de Bautismos de la Parroquia del Sagrario.
[28] AHDLP. Libro IV de Matrimonios de la Parroquia del Sagrario de Las Palmas, f. 11 vto. La familia Gesquier procede del mercader flamenco Lorenzo Esquier, natural de Ypres, casado con Francisca Fuentidueña, que se establecieron por negocios en Gran Canaria en torno al año de 1566, junto a su tío Andrés Enrique Gesquier. Fueron los padres de doña Úrsula Gesquier, quien, según el testamento cerrado que otorgó el 3 de julio de 1630 ante el escribano Juan Fernández Fleitas (leg. 1092), sabemos que contrajo dos matrimonios durante su vida, siendo las primeras nupcias con Gaspar de Ayala, licenciado y teniente de gobernador de la Isla, tras ser dotada por su madre con dos mil ducados; teniendo por hijos a Francisco de Ayala, que se ausentó a Indias, y a Gaspar de Ayala. Y luego volvió a casarse con Baltasar Vargas de la Guerra, teniendo a Diego de Vargas y a Antonio de Vargas de la Guerra, quien casado con Ana de Barrios (Ana Navarro), desciende, entre otros, Úrsula Gesquier, la esposa de Gaspar Hernández de Timagada.
[29] AHPLP. Legajo 1434, f. 78.
[30] AHPLP. Real Audiencia de Canarias, exp. 245.
[31] AHDLP. Libro XI de Bautismos de la Parroquia del Sagrario, f. 120.
[32] AHPLP. Legajo 1612, f. 119.
[33] AHDLP. Libro VII de Bautismos de la Parroquia del Sagrario, f. 279.
[34] AHDLP. Libro III de Matrimonios de la Parroquia del Sagrario de Las Palmas, f. 19 vto.
[35] AHPLP. Conventos desamortizado de San Bernardo, legajo 26-13, caja 27.
[36] AHPLP. Legajo 1206, fotograma 85 vto.
[37] AHPLP. Real Audiencia de Canarias, exp. 639. En la Real Audiencia de Canarias hay unos autos de María Isabel Timagada y José Román Falcón, con Juan de la Vega Zapata, sobre partición de los bienes de Diego González Fleitas y Ana Sánchez, su mujer.
[38] AHDLP. Libro IV de Matrimonios, f. 336).
[39] Cristóbal Gómez, vecino de Lanzarote y residente, coloca a oficio de tundidor a su hijo Cristóbal, de 16 años, con Pedro Hernández Timagada por cinco años. Al final de periodo se le entregará un vestido o 4.800 maravedís. Fuente: Quintana Andrés, P. «Las crisis agrarias en Fuerteventura y Lanzarote en la primera mitad del siglo XVII». VII Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote. Cabildos de Lanzarote y Fuerteventura. Puerto del Rosario, 18-22 de septiembre de 1995, Tomo I, pág. 97.
[40] AHPLP. Legajo 1287, f. 452.
[41] AHDLP. Libro VII de Bautismos de la Parroquia del Sagrario, f. 410 vto.
[42] Ibídem, f. 212 vto.
[43] AHDLP. Libro I de Matrimonios de la Parroquia de Guía, f. 169 vto.
[44] AHDLP. Libro IV de Bautismos de la Parroquia del Sagrario, f. 133 r.
[45] AHDLP. Libro IV de Bautismos de la Parroquia del Sagrario de Las Palmas, f. 212 r.
[46] AHDLP. Libro II de Bautismos de la Parroquia del Sagrario de Las Palmas.
[47] AHPLP. Legajo 791, fotograma 313.
[48] AHPLP. Legajo 964, de fecha 8 de febrero de 1597, fol. 40 r –v., fotograma 91.
[49] AHPLP. Legajo 1020, fotograma 238, f. 419.
[50] AHPLP. Legajo 1064, f. 183.
[51] AHPLP. Legajo, 777, fotograma 632.
[52] AHDLP. Libro II de Bautismos de la Parroquia del Sagrario Catedral.
[53] AHPLP. Legajo 1005, fotograma 731 r.
[54] AHPLP. Legajo 3131, fotograma 407.
[55] AHPLP. Legajo 929, fs. 233-235 (foliación antigua, 190-194).
Genial.
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